En el fondo estas mujeres necesarias del frío estas mujeres sin recuerdos más allá de los abedules palidecen sin saber por qué
El cielo en cambio está enfermo de pizarras y sus cabellos caen como pozos de mina
El cielo el cielo ingeniero amigo mío construirás un velero con el soplo que me anima puesto que el reloj hace el dragado de nuestros fastidios y su círculo viene a ser nuestra corona a menudo de espinas
Sobre el horizonte de ciego que la hora mojada tentalea los pichones se conducen como segundas intenciones empleando hasta el final la mano de obra del otoño
Auque la tarde haga sus víctimas si tú no temes el deterioro de los mares ven con tus párpados hinchados por un aire familiar ven a expandirte como los autores de cartas anónimas
He aquí el mar alzado en un abrir y cerrar de ojos de pastor He aquí el mar sin sueño como un gran miedo de tréboles en flor y en postura de tierra sumisa al parecer Ya se van con sus lanas de evidencia su nube y su labor
Suéñame suéñame aprisa estrella de tierra cultivada por mis párpados cógeme por mis asas de sombra alócame de alas de mármol ardiendo estrella estrella entre mis cenizas
Bendecimos el confort de las hormigas regulares y la noche incluso más triste que el papel absorbente después de la muerte de la palabra ahora que el silencio dulcemente deviene festín de pájaro
Elige tu más hermosa claridad y tu corazón preferido es hora de sentarse en medio de la vida ya no te queda sino el sentido de este poco de agua que azularon al temblar por ti los que te amaban tus cabellos son tan débiles que tu cabeza puede apenas sostener la noche
Donde hay un muerto hay un remordimiento. No basta haber empañado los vidrios más amargos, haber libertado los ríos de sus cursos, haber concebido un robo de corderos en la niebla.