Suéñame suéñame aprisa estrella de tierra cultivada por mis párpados cógeme por mis asas de sombra alócame de alas de mármol ardiendo estrella estrella entre mis cenizas
Poder poder al fin hallar bajo mi sonrisa la estatua de una tarde de sol los gestos a flor de agua los ojos a flor de invierno
Tú que en la alcoba del viento estás velando la inocencia de depender de la hermosura volandera que se traiciona en el ardor con que las hojas se vuelven hacia el pecho más débil
Tú que asumes luz y abismo al borde de esta carne que cae hasta mis pies como una viveza herida
Tú que en selvas de error andas perdida
Supón que en mi silencio vive una oscura rosa sin salida y sin lucha
He aquí el mar alzado en un abrir y cerrar de ojos de pastor He aquí el mar sin sueño como un gran miedo de tréboles en flor y en postura de tierra sumisa al parecer Ya se van con sus lanas de evidencia su nube y su labor
Suéñame suéñame aprisa estrella de tierra cultivada por mis párpados cógeme por mis asas de sombra alócame de alas de mármol ardiendo estrella estrella entre mis cenizas
Bendecimos el confort de las hormigas regulares y la noche incluso más triste que el papel absorbente después de la muerte de la palabra ahora que el silencio dulcemente deviene festín de pájaro
Elige tu más hermosa claridad y tu corazón preferido es hora de sentarse en medio de la vida ya no te queda sino el sentido de este poco de agua que azularon al temblar por ti los que te amaban tus cabellos son tan débiles que tu cabeza puede apenas sostener la noche
Donde hay un muerto hay un remordimiento. No basta haber empañado los vidrios más amargos, haber libertado los ríos de sus cursos, haber concebido un robo de corderos en la niebla.