Donde hay un muerto hay un remordimiento. No basta haber empañado los vidrios más amargos, haber libertado los ríos de sus cursos, haber concebido un robo de corderos en la niebla. Las pasiones permanecen siempre allí confusas y deshinchadas, reducidas a roer las uñas de la luz, vergonzosas y deshinchadas a la hora de abatir la frente, como las medias de las lágrimas en las orillas del corazón. Fácil es decir: mañana irás de nuevo a ver el lugar donde naciste. Pero un muerto sigue estando allí.
Un muerto, en verdad, no es más que un muerto, volumen aprisionado en la aureola de un postrer suspiro. Pero ¿qué hacer con los árboles que dejó a medio acabar, una rama en el rencor otra en la borrasca? Si se las sacudiese se verían caer algunos rostros ya demasiado inmóviles. Mas ¿qué función viene a desempeñar en mi pecho, por qué me registra a esa velocidad que torna los caminos más pálidos, qué es lo que mide, qué es lo que espera como el alma de un pez separado de sus leguas marinas por un movimiento irreflexivo?
Un muerto, he aquí un muerto. Sus cabellos debieron haber sido dedicados a la conmiseración de los días. Su boca fue tan disputada por mañana y tarde que aún lograron arrancarle aalgunas sonrisas. Hele aquí rígido como una flauta ofrecida a la resistencia de los aires más fríos, tirante entre dos intemperies, creyendo poseer de punta a punta la longitud entera, mas sin llegar siquiera a ser tan largo como su silencio.
He aquí el mar alzado en un abrir y cerrar de ojos de pastor He aquí el mar sin sueño como un gran miedo de tréboles en flor y en postura de tierra sumisa al parecer Ya se van con sus lanas de evidencia su nube y su labor
Suéñame suéñame aprisa estrella de tierra cultivada por mis párpados cógeme por mis asas de sombra alócame de alas de mármol ardiendo estrella estrella entre mis cenizas
Bendecimos el confort de las hormigas regulares y la noche incluso más triste que el papel absorbente después de la muerte de la palabra ahora que el silencio dulcemente deviene festín de pájaro
Elige tu más hermosa claridad y tu corazón preferido es hora de sentarse en medio de la vida ya no te queda sino el sentido de este poco de agua que azularon al temblar por ti los que te amaban tus cabellos son tan débiles que tu cabeza puede apenas sostener la noche
Donde hay un muerto hay un remordimiento. No basta haber empañado los vidrios más amargos, haber libertado los ríos de sus cursos, haber concebido un robo de corderos en la niebla.