Viendo el Amor un día que mil lindas zagalas huían de él medrosas por mirarle con armas, dicen que de picado les juró la venganza y una burla les hizo, como suya, extremada.
Tornose en mariposa, los bracitos en alas y los pies ternezuelos en patitas doradas.
¡Oh! ¡qué bien que parece! ¡Oh! ¡qué suelto que vaga, y ante el sol hace alarde de su púrpura y nácar!
Ya en el valle se pierde, ya en una flor se para, ya otra besa festivo, y otra ronda y halaga.
Las zagalas, al verle, por sus vuelos y gracia mariposa le juzgan y en seguirle no tardan.
Una a cogerle llega, y él la burla y se escapa; otra en pos va corriendo, y otra simple le llama,
despertando el bullicio de tan loca algazara en sus pechos incautos la ternura más grata.
Ya que juntas las mira, dando alegres risadas súbito amor se muestra y a todas las abrasa.
Mas las alas ligeras en los hombros por gala se guardó el fementido, y así a todas alcanza.
También de mariposa le quedó la inconstancia: llega, hiere, y de un pecho a herir otro se pasa.
Del sol llevaba la lumbre Y la alegría del alba, En sus celestiales ojos La hermosísima Rosana, Una noche que a los fuegos Salió la fiesta de Pascua, Para abrasar todo el valle En mil amorosas ansias. Por doquiera que camina
Viendo el Amor un día que mil lindas zagalas huían de él medrosas por mirarle con armas, dicen que de picado les juró la venganza y una burla les hizo, como suya, extremada.