¡Ah, que estoy cansada! Me he reído tanto,
tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
tanto, que este rictus que contrae mi boca
es un rastro extraño de mi risa loca.
¿Versos? Sí, algunos cada día
sobre la luz que el alba nos rehace
y mientras Sirio por el cielo trace
su indescriptible plan de cetrería.
Muchos, de amor, la vaga melodía
del clave cuya música renace,
porque no hay Primavera que se aplace
y Octubre estalla en rosas todavía.
Versos, sí, por la risa, por el llanto,
por una pena o un furtivo canto,
por una flor o un ruiseñor divino.
Versos porque se vive, y se enamora
una mujer, un día fuera de hora
en el reloj tremendo del destino.