Versos del caminante, de León Felipe | Poema

    Poema en español
    Versos del caminante

       I 


    Deshaced ese verso. 
    Quitadle los caireles de la rima, 
    el metro, la cadencia 
    y hasta la idea misma. 
    Aventad las palabras, 
    y si después queda algo todavía, 
    eso 
    será la poesía. 



       II 


    Poesía, 
    tristeza honda y ambición del alma, 
    cuándo te darás a todos... a todos, 
    al príncipe y al paria, 
    a todos... 
    sin ritmo y sin palabras! 



       III 


    Sistema, poeta, sistema. 
    Empieza por contar las piedras, 
    luego contarás las estrellas. 



       IV 


    Poeta 
    ni de tu corazón, 
    ni de tu pensamiento. 
    Entre todos los hombres las labraron 
    y entre todos los hombres en los huesos 
    de tus costillas las hincaron. 
    La mano más humilde 
    te ha clavado 
    un ensueño... 
    una pluma de amor en el costado. 



       V 


    No andes errante... 
    y busca tu camino. 
    -Dejadme-. 
    Ya vendrá un viento fuerte 
    que me lleve a mi sitio.

    • No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra. 
      No he venido tampoco, 
      ni estoy aquí arreglando mi expediente 
      para que me canonicen cuando muera. 
      He venido a mirarme la cara 
      en las lágrimas que caminan hacia el mar, 
      por el río y por la nube... 

    • Deshaced ese verso, 
      Quitadle los caireles de la rima, 
      el metro, la cadencia 
      y hasta la idea misma... 
      Aventad las palabras... 
      y si después queda algo todavía, 
      eso 
      será la poesía. 
      ¿Qué 
      importa 
      que la estrella 
      esté remota 

    • Y ahora pregunto aquí: 
      ¿quién es el último que habla, el sepulturero o el Poeta? 
      ¿He aprendido a decir: Belleza, Luz, Amor y Dios 
      para que me tapen la boca cuando muera, 
      con una paletada de tierra? 
      No. He venido y estoy aquí, 

    • Pero ¿qué están hablando esos poetas de ahí de la palabra? 
      Siempre en discusiones de modisto: 
      que si desceñida o apretada... 
      que si la túnica o que si la casaca... 
      La palabra es un ladrillo, ¿Me oísteis?... ¿Me ha oído usted, Señor Arcipreste? 

    • A Alberto López Argüello 
       
      ¡Qué lástima 
      que yo no pueda cantar a la usanza 
      de este tiempo lo mismo que los poetas de hoy cantan! 
      ¡Qué lástima 
      que yo no pueda entonar con una voz engolada 
      esas brillantes romanzas 

    banner cuadrado de Audible
    banner horizontal de Audible