Qué sería sin ti que viniste a mi encuentro. Qué sería sin ti sino un corazón durmiente. Sino esta hora parada en la esfera del reloj Qué sería sin ti sino ese balbuceo.
De ti aprendí todo sobre las cosas humanas. Y vi desde entonces el mundo a tu manera. De ti aprendí como se bebe de las fuentes Como del transeúnte que canta, se toma la canción. De ti aprendí hasta el sentido del estremecimiento.
En cuanto a lo que me concierne, lo aprendí todo de ti. Que es de día a mediodía, que un cielo puede ser azul Que la felicidad no es un quinqué de taberna. Me tomaste de la mano en este infierno moderno Donde el hombre ya no sabe lo que es ser dos. Me tomaste de la mano como un amante feliz.
El que habla de felicidad a menudo tiene los ojos tristes. El desengaño no es acaso un sollozo Una cuerda rota bajo los dedos del guitarrista Y sin embargo les digo que la felicidad existe En otra parte que en el sueño, en otra parte que en las nubes. Tierra, tierra, he aquí sus ensenadas desconocidas.
Nada tiene seguro El hombre ni flaqueza Ni fuerza ni corazón Si cree abrir los brazos Una cruz es su sombra Cuando quiere ceñir Su vida la destruye Es su vida un extraño Doloroso divorcio Que no hay amor feliz
El grado más alto de la tristeza tanto puede ser un general ciego mendigando a través de las islas como hacia las 3 de la mañana la avenida de la Ópera No hay límites para la melancolía humana Se cuenta siempre con una piedra para colocar sobre la pirámide
Qué sería sin ti que viniste a mi encuentro. Qué sería sin ti sino un corazón durmiente. Sino esta hora parada en la esfera del reloj Qué sería sin ti sino ese balbuceo.
El que en el Cielo creía, el que no creía en él, los dos con idolatría amaban a la rehén. Uno a mirarla subía, otro tendíase al pie: el que en el Cielo creía, el que no creía en él.