La brisa, de Manuel Acuña | Poema

    Poema en español
    La brisa

    Imitación 

    A mi querido amigo J. C. Fernández. 
     
    Aliento de la mañana 
    que vas robando en tu vuelo 
    la esencia pura y temprana 
    que la violeta lozana 
    despide en vapor al cielo: 

    Dime, soplo de la aurora, 
    brisa inconstante y ligera, 
    ¿vas por ventura a esta hora 
    al valle que te enamora 
    y que gimiendo te espera? 

    ¿O vas acaso a los nidos 
    de los jilgueros cantores 
    que en la espesura escondidos 
    te aguardan medio adormidos 
    sobre sus lechos de flores? 

    ¿O vas anunciando acaso, 
    soplo del alba naciente, 
    al murmurar de tu paso, 
    que el muerto sol del ocaso 
    se alza un niño en Oriente? 

    Recoge tus leves alas, 
    brisa pura del Estío, 
    que los perfumes que exhalas 
    vas robando entre las galas 
    de las violetas del río. 

    Detén tu fugaz carrera 
    sobre las risueñas flores 
    de la loma y la pradera, 
    y ve a despertar ligera 
    al ángel de mis amores. 

    Y dile, brisa aromada, 
    con tu murmullo sonoro, 
    que ella es mi ilusión dorada, 
    y que en mi pecho grabada 
    como a mi vida la adoro.

    Manuel Acuña nació en Saltillo (México) en 1849. Se inscribe en los estudios de Medicina en 1868, aunque se dedica principalmente a la Literatura. En 1869 funda la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl y comienza a publicar sus primeros poemas en la revista Iberia. Su obra está caracterizada por un romanticismo vehemente y la oposición directa al racionalismo. Su novela El pasado (1872) y sobre todo sus poemas, rápidamente difundidos, se asemejan al estilo de autores clásicos del Romanticismo, como Espronceda o Heine. Sus poemas, entre los que destacan Ante un cadáver y Nocturno, fueron reunidos y publicados póstumamente en 1874, un año después del suicidio por amor del poeta, a los 24 años de edad.