Amigo íntimo, de María Beneyto | Poema

    Poema en español
    Amigo íntimo

    Y, con todo, ya veis, no tengo miedo. 
    Lo tuve, sí, lo tuve cuando era 
    la luna un círculo de luz helada, 
    el agua una llamada irresistible, 
    los árboles un grito monstruoso 
    de la tierra, y mis manos un extraño 
    temblor. Hoy no. Estoy libre, estoy atenta 
    a mis propias pisadas, que no evitan 
    tropezar con los huesos esparcidos 
    de la desolación que me rodea. 
    Estoy casi contenta de irme lejos, 
    acarreo abundancias abusivas, 
    enseres inservibles, semilleros 
    que tienen que brotar por el camino... 
    El miedo era un hermano muy pequeño 
    que había que cuidar de que pudiera 
    caerse y añadirse hasta volverse 
    un pánico feroz, era una leve 
    suavísima ternura, tan querida, 
    que había que cubrir hasta asfixiarla 
    para que no creciese más. (Su muerte 
    se duerme aquí en la mía de algún modo). 
    No tengo miedo, y por lograr ahora 
    la paz, me voy sin él. (Dadle una tierra 
    benigna a su cadáver, casi el mío). 
    Ya veis, por no tener, ya ni siquiera 
    tengo a mi amor de siempre, al pobre miedo 
    que tan fiel compañía dio a mi vida.