Habla también tú sé el último en hablar, di tu decir.
Habla- Pero no separes el No del Sí. Y da a tu decir sentido: dale sombra.
Dale sombra bastante, dale tanta cuanta en torno de ti tú sabes extendida entre medianoche y mediodía y medianoche.
Mira en torno: ve cómo alrededor todo se hace viviente ¡En la muerte! ¡Viviente! Dice la verdad quien dice sombra.
Pero se estrecha ahora el lugar donde estás: ¿Adónde ahora, despojado de sombra, adónde? Asciende. Tanteante, asciende. Te haces más sutil, más irreconocible, más fino.
Más fino: un hilo por el que quiere descender la estrella para abajo nadar, al fondo, donde se ve brillar: sobre móviles dunas de palabras errantes.
Cuando la Taciturna llegue y decapite los tulipanes, ¿Quién saldrá ganando? ¿Quién saldrá perdiendo? ¿Quién se asomará a la ventana? ¿Quién pronunciará primero su nombre?
Maligna como palabra de oro esta noche comienza. Comemos las manzanas de los mudos. Hacemos un trabajo que bien puede dejarse a su fortuna; en pie permanecemos en el otoño de nuestros tilos, como rojas banderas pensativas, como abrasados huéspedes del Sur.
Negra leche del alba la bebemos al atardecer la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche bebemos y bebemos cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente en él Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe