Las paredes de la casa se parecen Una voz infantil responde Sí como un grano de trigo y las botas de siete leguas En una de las paredes están los retratos de familia Un mono hasta el infinito En la otra está la puerta ese cuadro cambiante Por donde yo entro La primera
Después se charla bajo la lámpara De un extraño mal Que produce locos y genios La niña tiene luces Polvos misteriosos que ella trae de lejos Y que se saborean con los ojos cerrados Pobre angelito diría la madre Con ese tono de las madres menos bellas que sus hijas Y celosas
Violeta soñaba con baños de leche Con hermosos vestidos de pan fresco Con hermosos vestidos de sangre pura Un día ya no habrá padres En los jardines de la juventud Habrá desconocidos Todos los desconocidos Los hombres para quienes una siempre resulta nueva Y la primera Los hombres por quienes una escapa de sí misma Los hombres para quienes no se es la hija de nadie
Violeta ha soñado deshacer Ha deshecho El horrible nudo de serpiente de los lazos de sangre
Ella vive de pie sobre mis párpados Sus cabellos están entre los míos Tiene la forma exacta de mis manos Y el color de mis ojos que la miran Ella se hunde entre mi propia sombra Como una piedra en el azul del cielo.
Te amo por todas las mujeres que no he conocido. Te amo por todos los tiempos que no he vivido. Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente. Por la nieve que se funde por las primeras flores. Por los animales puros que el hombre no persigue.
Lágrimas de los ojos, los infortunios de los infortunados, Infortunios sin interés y lágrimas sin color. Él no pide nada, no es insensible, Está triste en prisión y triste si está libre.
Creí que me rompería lo inmenso lo profundo. Con mi pena desnuda, sin contacto, sin eco, me tendí en mi prisión de puertas vírgenes como un muerto sensato que había sabido morir. Un muerto coronado sólo de su nada... Me tendí sobre las olas absurdas del verano