La muerte, el amor, la vida, de Paul Éluard | Poema

    Poema en español
    La muerte, el amor, la vida

    Creí que me rompería lo inmenso lo profundo. 
    Con mi pena desnuda, sin contacto, sin eco, 
    me tendí en mi prisión de puertas vírgenes 
    como un muerto sensato que había sabido morir. 
    Un muerto coronado sólo de su nada... 
    Me tendí sobre las olas absurdas del verano 
    absorbido por amor a la ceniza. 
    La soledad me pareció más viva que la sangre. 

    Quería desunir la vida, 
    quería compartir la muerte con la muerte, 
    entregar mi corazón vacío a la vida 
    borrarlo todo, que no hubiera ni vidrio ni vaho... 
    Nada delante, nada detrás, nada entero. 
    Había eliminado el hielo de las manos juntas, 
    había eliminado la osamenta invernal 
    del voto de vivir que se anula. 
    Tú viniste y se reanimó el fuego, 
    cedió la sombra el frío, 
    aquí abajo se llenó de estrellas 
    y se cubrió la tierra. 
    De tu carne clara me sentí ligero... 
    Viniste, la soledad fue vencida, 
    tuve una guía sobre la tierra y supe 
    dirigirme, me sabía sin medida, 
    adelantaba ganaba tierra y espacio 

    Iba sin fin hacia la luz... 
    La vida tenía un cuerpo, la esperanza tendía sus velas 
    promisoria de miradas confiadas para el alba. 
    De la noche surgía una cascada se sueños. 

    Los rayos de tus brazos entreabrían la niebla. 
    El primer rocío humedecía tu boca 
    deslumbrando reposo remplazaba el cansancio. 
    Yo amaba el amor como en mis primeros días. 

    Los campos están labrados las fábricas resplandecen 
    y el trigo hace su nido en una enorme marea, 
    las mieses, la vendimia, tienen muchos testigos, 
    nada es singular ni simple, 
    el mar está en los ojos del cielo o de la noche, 
    el bosque da a los árboles seguridad 
    y los muros de las casas tienen una piel común, 
    los caminos siempre se encuentran. 

    Los hombres están hechos para entenderse 
    para comprenderse, para amarse, 
    tienen hijos que serán padres de los hombres, 
    tienen hijos sin fuego ni lugar 
    que inventarán de nuevo a los hombres, 
    y la naturaleza y su patria 
    la de todos los hombres 
    la de todos los tiempos.