Amor, con el poder terrible de una rosa
tu piel tensa me ha saqueado los ojos, y es demasiado claro
este color de velas en un mar liso. ¡Dulzura,
la tan cruel dulzura violeta
que las nalgas defienden, como el nido de la luz!
Porque una rosa
El escándalo rubio de tu piel
recibe el viento en gotas de rocío;
orza la vela rubia tu navio
por un mar encendido de papel.
Si te tomo las manos, es tu piel
la materia del rayo estremecido
y la del alhelí que ha florecido
en el tiempo sin tiempo del vergel.
Enlazadas las manos, aferrados,
no temeremos los acantilados,
no nos dejará solos el amor;
el principado de las claridades
nos salva de la oscuridad del Hades:
somos los pioneros del fulgor.