Yo sé que ello no es en manera alguna peculiar y que antes bien hay otras cosas en el mundo más apropiadas para decíroslas cantando.
Sin embargo hoy he bebido vino por primera vez y me he quedado desnudo en mis habitaciones para sorber la tarde hecha minúsculos pedazos por el reloj.
Pensar a solas duele. No hay nadie a quien golpear. No hay nadie a quien dejar piadosamente perdonado. Está uno y su cara. Uno y su cara de santón farsante. Surge la cicatriz que nadie ha visto nunca, el gesto que escondemos todo el día, el perfil insepulto que nos hará llorar y hundirnos el día en que lo sepan todo las buenas gentes y nos retiren el amor y el saludo hasta los pájaros.
Tengo quince años de cansarme y lloro por las noches para fingir que vivo. En ocasiones, cansado de las lágrimas, hasta sueño que vivo.
Puede ser que vosotros no entendáis lo que son estas cosas.
Os habla, más que yo, mi primer vino mientras la piel que sufro bebe sombra...
En la garganta de un beodo muerto se quedan las palabras que despreció la poesía. Yo las rescato con manos de fantasma con manos piadosas es decir ya que todo lo muerto tiene la licuada piedad de su propia existencia. Furtivamente os las abandono: