Diluvio, de Salvador Novo | Poema

    Poema en español
    Diluvio

    Espaciosa sala de baile 
    alma y cerebro 
    dos orquestas, dos, 
    baile de trajes, 
    las palabras iban entrando, 
    las vocales daban el brazo a las consonantes. 
    Señoritas acompañadas de caballeros 
    y tenían trajes de la Edad Media 
    y de muchísimo antes 
    y ladrillos cuneiformes 
    papiros, tablas, 
    gama, delta, ómicron, 
    peplos, vestes, togas, armaduras, 
    y las pieles bárbaras sobre las pieles ásperas 
    y el gran manto morado de la cuaresma 
    y el color de infierno de la vestidura de Dante 
    y todo el alfalfar Castellano, 
    las pelucas de muchas Julietas rubias 
    las cabezas de Iokanaanes y Marías Antonietas 
    sin corazón ni vientre 
    y el Príncipe Esplendor 
    vestido con briznas de brisa 
    y una princesa monosilábica 
    que no era ciertamente Madame Butterfly 
    y un negro elástico de goma 
    con ojos blancos como incrustaciones de marfil. 
    Danzaban todos en mí 
    cogidos de las manos frías 
    en un antiguo perfume apagado 
    tenían todos trajes diversos 
    y distintas fechas 
    y hablaban lenguas diferentes. 

    Y yo lloré inconsolablemente 
    porque en mi gran sala de baile 
    estaban todas las vidas 
    de todos los rumbos 
    bailando la danza de todos los siglos 
    y era, sin embargo, tan triste 
    esta mascarada! 

    Entonces prendí fuego a mi corazón 
    y las vocales y las consonantes 
    flamearon un segundo su penacho 
    y era lástima ver el turbante del gran Visir 
    tronar los rubíes como castañas 
    y aquellos preciosos trajes Watteau 
    y todo el estrado Queen Victoria 
    de damas con altos peinados. 
    También debo decir 
    que se incendiaron todas las monjas 
    B. C. y C. O. D. 
    y que muchos héroes esperaron 
    estoicamente la muerte 
    y otros bebían sus sortijas envenenadas. 
    Y duró mucho el incendio 
    mas vi al fin en mi corazón únicamente 
    el confeti de todas las cenizas 
    y al removerlo 
    encontré 
    una criatura sin nombre 
    enteramente, enteramente desnuda, 
    sin edad, muda, eterna, 
    y ¡oh! nunca, nunca sabrá que existen las parras 
    y las manzanas se han trasladado a California 
    y ella no sabrá nunca que hay trenes! 
    Se ha clausurado mi sala de baile 
    mi corazón no tiene ya la música de todas 
    las playas 
    de hoy más tendrá el silencio de todos los siglos.