El mar, de Salvador Novo | Poema

    Poema en español
    El mar

    Post natal total inmersión 
    para la ahijada de Colón 
    con un tobillo en Patagonia 
    y un masajista en Nueva York. 
    (Su apendicitis 
    abrió el canal de Panamá. ) 

    Caballeriza para el mar continentófago 
    doncellez del agua playera 
    frente a la Luna llena. 

    Cangrejos y tortugas 
    para los ejemplares moralistas; 
    langostas para los gastrónomos. 
    Santa Elena de Poseidón 
    y garage de las sirenas. 

    ¡Hígado de bacalao 
    calamares de su tinta! 
    Ejemplo de Biología 
    en que los peces grandes 
    no tienen más que bostezar 
    y dejar que los chicos vengan a sí. 
    (Al muy prepotente Guillermo el segundo 
    en la vieja guerra torpedo alemán. ) 

    ¡Oh mar, cuando no había 
    este lamentable progreso 
    y eran entre tus dedos los asirios 
    viruta de carpintería 
    y la cólera griega 
    te hacía fustigar con alfileres! 
    En tu piel la llaga romana 
    termocauterizó Cartago. 
    ¡Cirugía de Arquímedes! 
    Baños, baños 
    por la Física y a los romanos. 

    Europa, raptada de toros, 
    buscaba caminos. 
    Tierra insuficiente 
    problemas para Galileo, 
    Newton, los Fisiócratas 
    y los agraristas. 

    ¿No te estremeces al recuerdo 
    de las tres carabelas magas 
    que patinaron mudamente 
    la arena azul de tu desierto? 

    Nao de China 
    cofre de sándalo 
    hoy tus perfumes 
    son de Guerlain o de Coty 
    y el té es Lipton’s. 
    Mar, viejecito, ya no juegas 
    a los naufragios con Eolo 
    desde que hay aire líquido 
    Agua y Aire Gratis. 

    Las velas 
    hoy son banderas de colores 
    y los transatlánticos 
    planchan tu superficie 
    y separan a fuerza tus cabellos. 

    Los buzos 
    te ponen inyecciones intravenosas 
    y los submarinos 
    hurtan el privilegio de Jonás. 

    Hasta el sol 
    se ha vuelto capataz de tu trabajo 
    y todo el día derrite 
    tu vergüenza y tu agotamiento. 
    Las gaviotas contrabandistas 
    son espías o son aeroplanos 
    y si el buque se hunde 
    -sin que tú intervengas- 
    todo el mundo se salva en andaderas... 

    ¡Oh mar, ya que no puedes 
    hacer un sindicato de océanos 
    ni usar la huelga general, 
    arma los batallones de tus peces espadas, 
    vierte veneno en el salmón 
    y que tus peces sierras 
    incomuniquen los cables 
    y regálale a Nueva York 
    un tiburón de Troya 
    lleno de tus incógnitas venganzas! 

    Haz un diluvio Universal 
    que sepulte al monte Ararat, 
    y que tus sardinas futuras 
    coman cerebros fósiles 
    y corazones paleontológicos.