Está ya oscurecida la hermosura; los árboles desnudos se mecen en la sombra, y un gran silencio vela suspendido.
En brazos de la noche se guarda y perpetúa la promesa del día, la prometida plenitud del día que cumple en sólo prometerse un don que nos inclina, y nos fuerza, y nos basta.
De noche la hermosura a solas habla; a solas en el aire solo late oculto el ardor de su promesa sin cesar renovada.
Y a través de la noche, desde el oscuro fondo de su entraña, nos guía y acompaña heridos de esperanza, al nuevo día,
nuevamente a cumplir bajo el sol nuevo su plenitud igual y suficiente de prometida nuestra sin fin, siempre la misma.
Estoy más triste que un zapato ahogado estoy más triste que el polvo bajo los petates estoy más triste que el sudor de los enfermos estoy triste como un niño de visita como una puta desmaquillada como el primer autobús al alba
Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia que revientan como claveles de sombra luego de pronto todos juntos hundiéndose en tu gruta marina
Dime mujer dónde escondes tu misterio mujer agua pesada volumen transparente más secreta cuanto más te desnudas cuál es la fuerza de tu esplendor inerme tu deslumbrante armadura de belleza