Altazor - Canto IV, de Vicente Huidobro | Poema

    Poema en español
    Altazor - Canto IV

     No hay tiempo que perder 
    Enfermera de sombras y distancias 
    Yo vuelvo a ti huyendo del reino incalculable 
    De ángeles prohibidos por el amanecer 

    Detrás de tu secreto te escondías 
    En sonrisa de párpados y de aire 
    Yo levanté la capa de tu risa 
    Y corté las sombras que tenían 
    Tus signos de distancia señalados 

    Tu sueño se dormirá en mis manos 
    Marcado de las líneas de mi destino inseparable 
    En el pecho de un mismo pájaro 
    Que se consume en el fuego de su canto 
    De su canto llorando al tiempo 
    Porque se escurre entre los dedos 

    Sabes que tu mirada adorna los veleros 
    De las noches mecidas en la 
    pesca 
    Sabes que tu mirada forma el nudo de las estrellas 
    Y el nudo del canto que saldrá del pecho 
    Tu mirada que lleva la palabra al corazón 
    Y a la boca embrujada del ruiseñor 

    No hay tiempo que perder 
    A la hora del cuerpo en el naufragio ambiguo 
    Yo mido paso a paso el infinito 

    El mar quiere vencer 
    Y por lo tanto no hay tiempo que perder 
    Entonces 
     Ah entonces 
    Más allá del último horizonte 
    Se verá lo que hay que ver 

    Por eso hay que cuidar el ojo precioso regalo del cerebro 
    El ojo anclado al medio de los mundos 
    Donde los buques se vienen a varar 
    ¿Mas si se enferma el ojo qué he de hacer? 
    ¿Qué haremos si han hecho mal de ojo al ojo? 
    Al ojo avizor afiebrado como faro de lince 
    La geografía del ojo digo es la más complicada 
    El sondaje es difícil a causa de las olas 
    Los tumultos que pasan 
    La apretura continua 
    Las plazas y avenidas populosas 
    Las procesiones con sus estandartes 
    Bajando por el iris hasta perderse 
    El raja en su elefante de tapices 
    La cacería de leones en selvas de pestañas seculares 
    Las migraciones de pájaros friolentos hacia otras retinas 
    Yo amo mis ojos y tus ojos y los ojos 
    Los ojos con su propia combustión 
    Los ojos que bailan al son de una música interna 
    Y se abren como puertas sobre el crimen 
    Y salen de su órbita y se van como cometas sangrientos al azar 
    Los ojos que se clavan y dejan heridas lentas a cicatrizar 
    Entonces no se pegan los ojos como cartas 
    Y son cascadas de amor inagotables 
    Y se cambian día y noche 
    Ojo por ojo 
    Ojo por ojo como hostia por hostia 
    Ojo árbol 
    Ojo pájaro 
    Ojo río 
    Ojo montaña 
    Ojo mar 
    Ojo tierra 
    Ojo luna 
    Ojo cielo 
    Ojo silencio 
    Ojo soledad por ojo ausencia 
    Ojo dolor por ojo risa 

    No hay tiempo que perder 
    Y si viene el instante prosaico 
    Siga el barco que es acaso el mejor 
    Ahora que me siento y me pongo a escribir 
    ¿Qué hace la golondrina que vi esta mañana 
    Firmando cartas en el vacío? 
    Cuando muevo el pie izquierdo 
    ¿Qué hace con su pie el gran mandarín chino? 
    Cuando enciendo un cigarro 
    ¿Qué hacen los otros cigarros que vienen en el barco? 
    ¿En dónde está la planta del fuego futuro? 
    Y si yo levanto los ojos ahora mismo 
    ¿Qué hace con sus ojos el explorador de pie en el polo? 
    Yo estoy aquí 
    ¿En dónde están los otros? 
    Eco de gesto en gesto 
    Cadena electrizada o sin correspondencias 
    Interrumpido el ritmo solitario 
    ¿Quiénes están muriendo y quiénes nacen 
    Mientras mi pluma corre en el papel? 

    No hay tiempo que perder 
    Levántate alegría 
    Y pasa de poro en poro la aguja de tus sedas 

    Darse prisa darse prisa 
    Vaya por los globos y los cocodrilos mojados 
    Préstame mujer tus ojos de verano 
    Yo lamo las nubes salpicadas cuando el otoño sigue la carreta 
    del asno 
    Un periscopio en ascensión debate el pudor del invierno 
    Bajo la perspectiva del volantín azulado por el infinito 
    Color joven de pájaros al ciento por ciento 
    Tal vez era un amor mirado de palomas desgraciadas 
    O el guante importuno del atentado que va a nacer de una mujer o una 
    amapola 
    El florero de mirlos que se besan volando 
    Bravo pantorrilla de noche de la más novia que se esconde en su 
    piel de flor 

    Rosa al revés rosa otra vez y rosa y 
    rosa 
    Aunque no quiera el carcelero 
    Río revuelto para la pesca milagrosa 

    Noche préstame tu mujer con pantorrillas de florero de amapolas 
    jóvenes 
    Mojadas de color como el asno pequeño desgraciado 
    La novia sin flores ni globos de pájaros 
    El invierno endurece las palomas presentes 
    Mira la carreta y el atentado de cocodrilos azulados 
    Que son periscopios en las nubes del pudor 
    Novia en ascensión al ciento por ciento celeste 

    Lame la perspectiva que ha de nacer salpicada de volantines 
    Y de los guantes agradables del otoño que se debate en la piel 
    del amor 

    No hay tiempo que perder 
    La indecisión en barca para los viajes 
    Es un presente de las crueldades de la noche 
    Porque el hombre malo o la mujer severa 
    No pueden nada contra la mortalidad de la casa 
    Ni la falta de orden 
    Que sea oro o enfermedad 

    Noble sorpresa o espión doméstico para victoria extranjera 
    La disputa intestina produce la justa desconfianza 
    De los párpados lavados en la prisión 
    Las penas tendientes a su fin son travesaños antes del matrimonio 
    Murmuraciones de cascada sin protección 
    Las disensiones militares y todos los obstáculos 
    A causa de la declaración de esa mujer rubia 
    Que critica la pérdida de la expedición 
    O la utilidad extrema de la justicia 
    Como una separación de amor sin porvenir 
    La prudencia llora los falsos extravíos de la locura naciente 
    Que ignora completamente las satisfacciones de la moderación 

    No hay tiempo que perder 
    Para hablar de la clausura de la tierra y la llegada del día 
    agricultor a la nada amante de lotería sin proceso ni 
    niño para enfermedad pues el dolor imprevisto que sale de los 
    cruzamientos de la espera en este campo de la sinceridad nueva es un 
    poco negro como el eclesiástico de las empresas para la miseria 
    o el traidor en retardo sobre el agua que busca apoyo en la 
    unión o la disensión sin reposo de la ignorancia. Pero la 
    carta viene sobre la ruta y la mujer colocada en el incidente del duelo 
    conoce el buen éxito de la preñez y la inacción 
    del deseo pasado da la ventaja al pueblo que tiene inclinación 
    por el sacerdote pues él realza de la caída y se hace 
    más íntimo que el extravío de la doncella rubia o 
    la amistad de 1a locura 

    No hay tiempo que perder 
    Todo esto es triste como el niño que está 
    quedándose huérfano 
    O como la letra que cae al medio del ojo 
    O como la muerte del perro de un ciego 
    O como el río que se estira en su lecho de agonizante 
    Todo esto es hermoso como mirar el amor de los gorriones 
    Tres horas después del atentado celeste 
    O como oír dos pájaros anónimos que cantan a la 
    misma azucena 

    O como la cabeza de la serpiente donde sueña el opio 
    O como el rubí nacido de los deseos de una mujer 
    Y como el mar que no se sabe si ríe o llora 

    Y como los colores que caen del cerebro de las mariposas 
    Y como la mina de oro de las abejas 
    Las abejas satélites del nardo como las gaviotas del barco 
    Las abejas que llevan la semilla en su interior 
    Y van más perfumadas que pañuelos de narices 
    Aunque no son pájaros 
    Pues no dejan sus iniciales en el cielo 
    En la lejanía del cielo besada por los ojos 
    Y al terminar su viaje vomitan el alma de los pétalos 
    Como las gaviotas vomitan el horizonte 
    Y las golondrinas el verano 

    No hay tiempo que perder 
    Ya viene la golondrina monotémpora 
    Trae un acento antípoda de lejanías que se acercan 
    Viene golondeando la golondrina 

    Al horitaña de la montazonte 
    La violondrina y el goloncelo 
    Descolgada esta mañana de la lunala 
    Se acerca a todo galope 
    Ya viene viene la golondrina 
    Ya viene viene la golonfina 
    Ya viene la golontrina 
    Ya viene la goloncima 
    Viene la golonchina 
    Viene la golonclima 
    Ya viene la golonrima 
    Ya viene la golonrisa 
    La golonniña 
    La golongira 
    La goionlira 
    La golonbrisa 
    La golonchilla 
    Ya viene la golondía 
    Y la noche encoge sus uñas como el leopardo 
    Ya viene la golontrina 
    Que tiene un nido en cada uno de los dos calores 
    Como yo lo tengo en los cuatro horizontes 
    Viene la golonrisa 
    Y las olas se levantan en la punta de los pies 
    Viene la golonniña 
    Y siente un vahído la cabeza de la montaña 
    Viene la golongira 
    Y el viento se hace parábola de sílfides en orgía 
    Se llenan de notas los hilos telefónicos 
    Se duerme el ocaso con la cabeza escondida 
    Y el árbol con el pulso afiebrado 

    Pero el cielo prefiere el rodoñol 
    Su niño querido el rorreñol 
    Su flor de alegría el romiñol 
    Su piel de lágrima el rofañol 
    Su garganta nocturna el rosolñol 
    El rolañol 
    El rosiñol 

    No hay tiempo que perder 
    El buque tiene los días 
    contados 
    Por los hoyos peligrosos que abren las estrellas en el mar 
    Puede caerse al fuego central 
    El fuego central con sus banderas que estallan de cuando en cuando 
    Los elfos exacerbados soplan las semillas y me interrogan 
    Pero yo sólo oigo las notas del alhelí 
    Cuando alguien aprieta los pedales del viento 
    Y se presenta el huracán 
    El río corre como un perro azotado 
    Corre que corre a esconderse en el mar 
    Y pasa el rebaño que devasta mis nervios 
    Entonces yo sólo digo 
    Que no compro estrellas en la nochería 
    Y tampoco olas nuevas en la marería 
    Prefiero escuchar las notas del alhelí 
    Junto a la cascada que cuenta sus monedas 
    O el bronceo del aeroplano en la punta del cielo 
    O mirar el ojo del tigre donde sueña una mujer desnuda 
    Porque si no la palabra que viene de tan lejos 
    Se quiebra entre los labios 

    Yo no tengo orgullos de campanario 
    Ni tengo ningún odio petrificado 
    Ni grito como un sombrero afectuoso que viene saliendo del desierto 
    Digo solamente 
    No hay tiempo que perder 
    El vizir con lenguaje de pájaro 
    Nos habla largo largo como un sendero 
    Las caravanas se alejan sobre su voz 
    Y los barcos hacia horizontes imprecisos 
    Él devuelve el oriente sobre las almas 
    Que toman un oriente de perla 
    Y se llenan de fósforos a cada paso 
    De su boca brota una selva 
    De su selva brota un astro 
    Del astro cae una montaña sobre la noche 
    De la noche cae otra noche 
    Sobre la noche del vacío 
    La noche lejos tan lejos que parece una muerta que se llevan 
    Adiós hay que decir adiós 
    Adiós hay que decir a Dios 
    Entonces el huracán destruido por la luz de la lengua 
    Se deshace en arpegios circulares 
    Y aparece la luna seguida de algunas gaviotas 
    Y sobre el camino 
    Un caballo que se va agrandando a medida que se aleja 

    Darse prisa darse prisa 
    Están prontas las semillas 
    Esperando una orden para florecer 
    Paciencia ya luego crecerán 
    Y se irán por los senderos de la savia 
    Por su escalera personal 
    Un momento de descanso 
    Antes del viaje al cielo del árbol 
    El árbol tiene miedo de alejarse demasiado 
    Tiene miedo y vuelve los ojos angustiados 
    La noche lo hace temblar 
    La noche y su licantropía 
    La noche que afila sus garras en el viento 
    Y aguza los oídos de la selva 
    Tiene miedo digo el árbol tiene miedo 
    De alejarse de la tierra 

    No hay tiempo que perder 
    Los iceberg que flotan en los ojos de los muertos 
    Conocen su camino 
    Ciego sería el que llorara 
    Las tinieblas del féretro sin límites 
    Las esperanzas abolidas 
    Los tormentos cambiados en inscripción de cementerio 

    Aquí yace Carlota ojos marítimos 
    Se le rompió un satélite 
    Aquí yace Matías en su corazón dos escualos se 
    batían 
    Aquí yace Marcelo mar y cielo en el mismo violoncelo 
    Aquí yace Susana cansada de pelear contra el olvido 
    Aquí yace Teresa ésa es la tierra que araron sus ojos hoy 
    ocupada por su cuerpo 

    Aquí yace Angélica anclada en el puerto de sus brazos 
    Aquí yace Rosario río de rosas hasta el infinito 
    Aquí yace Raimundo raíces del mundo son sus venas 
    Aquí yace Clarisa cara risa enclaustrada en la luz 
    Aquí yace Alejandro antro alejado ala adentro 
    Aquí yace Gabriela rotos los diques sube en las savias hasta el 
    sueño esperando la resurrección 
    Aquí yace AItazor azor fulminado por la altura 
    Aquí yace Vicente antipoeta y mago 

    Ciego sería el que llorara 
    Ciego como el cometa que va con su bastón 
    Y su neblina de ánimas que lo siguen 
    Obediente al instinto de sus sentidos 
    Sin hacer caso de los meteoros que apedrean desde lejos 
    Y viven en colonias según la temporada 
    El meteoro insolente cruza por el cielo 
    El meteplata el metecobre 
    El metepiedras en el infinito 
    Meteópalos en la mirada 
    Cuidado aviador con las estrellas 
    Cuidado con la aurora 
    Que el aeronauta no sea el auricida 
    Nunca un cielo tuvo tantos caminos como éste 
    Ni fue tan peligroso 
    La estrella errante me trae el saludo de un amigo muerto hace diez 
    años 
    Darse prisa darse prisa 
    Los planetas maduran en el planetal 
    Mis ojos han visto la raíz de los pájaros 
    El más allá de los nenúfares 
    Y el ante acá de las mariposas 
    ¿Oyes el ruido que hacen las mandolinas al morir? 
    Estoy perdido 
    No hay más que capitular 
    Ante la guerra sin cuartel 
    Y la emboscada nocturna de estos astros 

    La eternidad quiere vencer 
    Y por lo tanto no hay tiempo que perder 
    Entonces 
    Ah entonces 
    Más allá del último horizonte 
    Se verá lo que hay que ver 
    La ciudad 
    Debajo de las luces y las ropas colgadas 
    El jugador aéreo 
    Desnudo 
    Frágil 
    La noche al fondo del océano 
    Tierna ahogada 
    La muerte ciega 
    Y su esplendor 
    Y el sonido y el sonido 
    Espacio la lumbrera 
    A estribor 
    Adormecido 
    En cruz 
    en luz 
    La tierra y su cielo 
    El cielo y su tierra 
    Selva noche 
    Y río día por el universo 
    El pájaro tralalí canta en las ramas de mi cerebro 
    Porque encontró la clave del eterfinifrete 
    Rotundo como el unipacio y el espaverso 
    Uiu uiui 
    Tralalí tralalá 
    Aia ai ai aaia i i 

    Vicente Huidobro (Chile, 1893-1948), es considerado, junto a Neruda, de Rokha y Mistal, uno de los cuatro grandes de la poesía chilena. Inició el movimiento artístico llamado "Creacionismo", que pretendía hacer de la poesía un instrumento de creación absoluta donde el mundo de los objetos sería secundario, creando un mundo referencial de la propia poesía.