Eres un inútil. No das un palo al agua. Eres un inútil. Lo único que haces es levantarte a la una. Eres un inútil. Lo único que haces es pasarte el santo día tirado en el sofá. ERES UN INÚTIL.
Encerrado en el viejo Focus. Contemplo el cadáver del Olmo centenario de Berzosa. Y a un perro callejero, de nostálgicos dulces ojos. Mientras exprimo una galleta blandengue. Entre la lengua y el paladar.
No soy fuerte. Soy una piltrafa. Me gustaría ser como Clint Eastwood. No hundirme por estas chorradas. Que tu madre piense que eres un chupóptero y un vago: un fracasado prematuro. Que tus colegas piensen que eres un ególatra. Que los profesionales del sector piensen que eres un niñato. Que tu ángel de ojos enormes no piense en ti, en absoluto.
Por eso escribo esta mierda de líneas. Para decirte a ti, al que respiras al otro lado, que no deberías de tomarme en serio.
El jefe jefazo tiene cara de mala hostia. Lleva el pelo de oreja a oreja, como lamido por un choto. Camisa azul, por dentro del pantalón, como sujeción para su barriga colgandera.
Te dicen que abras un blog. Que pienses en el lector medio. Que te asocies con una editorial online. Que compres el servicio de maquetación y de diseño de cubierta. Que spamees a tus contactos del Facebook. Que se lo cuentes al vecino.
La chusta humea a pocos metros, junto a la mierda fresca de un perro-patada. A. debe de estar al caer. Nos recogerá en un C4 rojo con corazones pintados en los empañados cristales. Ya habrá dejado a su satisfecha novia en casa. (Más me vale).