Romance de Rosa fresca, de Anónimo | Poema

    Poema en español
    Romance de Rosa fresca

    ¡Rosa fresca, rosa fresca, 
    tan garrida y con amor, 
    cuando yo os tuve en mis brazos, 
    non vos supe servir, non: 
    y agora que vos servía 
    non vos puedo yo haber, non! 
    - Vuestra fue la culpa, amigo, 
    vuestra fue, que mía non; 
    enviásteme una carta 
    con un vuestro servidor, 
    y, en lugar de recaudar 
    él dijera otra razón: 
    que érades casado amigo, 
    allá en tierras de León; 
    que tenéis mujer hermosa 
    e hijos como una flor. 
    - Quien vos lo dijo, señora, 
    non vos dijo verdad, non; 
    que yo nunca entré en Castilla 
    ni allá en tierras de León, 
    sino cuando era pequeño, 
    que non sabía de amor. 

    «En la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer» Virginia Woolf

    • En París está doña Alda, la esposa de don Roldán, 
      trescientas damas con ella para bien la acompañar: 
      todas visten un vestido, todas calzan un calzar, 
      todas comen a una mesa, todas comían de un pan. 
      Las ciento hilaban el oro, las ciento tejen cendal, 

    • ... Levantóse la casada 
      una mañana al jardín, 
      dicen que a gozar del fresco: 
      «¡Más le valiera dormir!» 
      Esperando a su galán 
      a sueño breve y sutil, 
      le ha dado amor mala noche. 
      «¡Más le valiera dormir!» 
      Sobre la madeja bella 

    • Lunes era, lunes 
      de Pascua florida, 
      guerrean los moros 
      los campos de Oliva. 
      ¡Ay campos de Oliva, 
      ay campos de Grana, 
      tanta buena gente 
      llevan cautivada! 
      ¡Tanta buena gente 
      que llevan cautiva!, 
      y entre ellos llevaban 

    • Que por mayo era, por mayo, 
      cuando hace la calor, 
      cuando los trigos encañan 
      y están los campos en flor, 
      cuando canta la calandria 
      y responde el ruiseñor, 
      cuando los enamorados 
      van a servir al amor; 
      sino yo, triste, cuitado, 

    • Un sueño soñaba anoche soñito del alma mía, 
      soñaba con mis amores, que en mis brazos los tenía. 
      Vi entrar señora tan blanca, muy más que la nieve fría. 
      -¿Por dónde has entrado, amor? ¿Cómo has entrado, mi vida? 
      Las puertas están cerradas, ventanas y celosías. 

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