Un paisaje, de Carolina Coronado | Poema

    Poema en español
    Un paisaje

    Yo vi lucir los albores 
    de esa purísima atmósfera, 
    y brotar las claras aguas 
    de aquella ribera hermosa, 
    y nacer de su arboleda 
    una por una las hojas. 
    Yo he visto esas altas sierras 
    ir subiendo entre las sombras, 
    y alzarse el puente y la torre 
    y las casas y las rocas, 
    y surgir el barquichuelo 
    entre las plácidas ondas, 
    y aparecer en la orilla 
    esa gente pescadora. 
    ¡Que la gran naturaleza 
    años tarde en esas obras 
    y tu mano las acabe 
    solamente en doce horas! 
    Despacio, pintor, despacio, 
    que son las venturas pocas. 
    ¿Por qué has hecho esa ribera 
    tan risueña y deliciosa 
    que mis ojos embelesa 
    y el pensamiento me roba? 
    ¿Por qué has dado al firmamento 
    esa tinta ardiente y roja 
    que lo mismo que el reflejo 
    del sol deslumbra y sofoca? 
    ¿No ves que fija en la orilla 
    de esa ribera frondosa 
    en contemplarla me llevo 
    unas tras otras las horas? 
    ¡Ay! ¿no ves que doble pena 
    sentirá el alma angustiosa 
    cuando por siempre se aleja 
    de esa ribera que adora...? 
    Despacio, pintor, despacio, 
    que son las venturas pocas. 
    ¿Es culpa tuya que tenga 
    el puente romanas formas 
    y la torre arquitectura 
    árabe, morisca y gótica? 
    ¿Es culpa tuya que vaya 
    la mano tan perezosa, 
    y que tus ojos cansados 
    de mirar piedras y rocas 
    en otras miradas fijen 
    las suyas fascinadoras?... 
    Aprisa, pintor, aprisa, 
    aunque las dichas son pocas. 
    Adiós; hermosa ribera, 
    cielo puro, árboles, rocas: 
    la mano que os ha formado 
    para siempre os abandona, 
    y los ojos que os han visto 
    aparecer entre sombras 
    ya cuantas veces os miren 
    llorarán vuestras memorias, 
    ¡que son las penas tan largas 
    como las venturas cortas!