Me he encontrado a mí mismo.
Reflejado en el espejo
infinito, cintilante,
estoy, encorvado, envuelto en humo
y ni siquiera sé ya
si es en verdad una ilusión
o soy yo en cambio
su imagen vacía.
Un fuerte murmullo me rodea,
pero las formas se hunden
en la atmósfera de cristal,
se velan de toda su luz
y están tan lejanas
que ya ni las siento.
Estoy solo, encorvado,
y no sufro más.
Allá abajo, tal vez,
a ese yo mismo más pálido
el alma le tiembla
de no sé qué dolor.
Ya no sufro más.
Me veo a mí mismo y a los otros
retorcerse febriles
en aquel cielo espléndido.
Cesare Pavese (1908-1950) nació en Santo Stefano Belbo, un pequeño pueblo del Piamonte. Además de traductor y editor, fue uno de los escritores más destacados de la historia de la literatura italiana. Su carácter introspectivo y solitario marcó toda su obra, muy ligada a los lugares donde creció y caracterizada por un delicado matiz intimista. A causa de su declarado antifascismo fue confinado durante tres años por el régimen de Mussolini en una pequeña población de Calabria, experiencia que lo marcó profundamente bajo el punto de vista humano y literario. Suyas son algunas de las obras más valiosas del siglo XX italiano. Entre ellas: El diablo en las colinas (1948), La luna y las fogatas (1950) o su magnífico diario publicado póstumamente, El oficio de vivir (1952). Se suicidó en Turín con 42 años.