La tumba de Akr Caar, de Ezra Pound | Poema

    Poema en español
    La tumba de Akr Caar

    Yo soy tu alma, Nikoptis. He velado 
    Estos cinco milenios y tus ojos muertos 
    No se movieron ni nunca han respondido a mi deseo, 
    Y tus miembros ligeros, que atravesé en llamas, 
    No han ardido conmigo ni con azafranada cosa alguna. 

    Mira, la hierba leve se levantó para hacer tu almohada 
    Y te besó con una miríada de lenguas vegetales; 
    Mas tú no me besaste. 
    De tanto leerlo gasté el oro de la pared 
    Y fatigué mi pensamiento en los signos. 
    Y no hay nada nuevo en este sitio. 

    He sido amable. Mira, he dejado los cántaros sellados 
    Por si despertabas y murmurabas por tu vino. 
    Y he mantenido suaves las túnicas sobre tu cuerpo. 

    ¡Oh despreocupado! ¡Cómo podría olvidar! 
    -Hasta el río hace tanto tiempo, 
    ¿El río? Eras menos que joven 
    Y tres almas vinieron sobre Ti 
    Y yo vine. 
    Y volé sobre ti, las hice huir; 
    He sido íntima contigo, te he conocido. 
    ¿Acaso no he tocado tus palmas y las puntas de tus dedos? 
    ¿Acaso no me he deslizado a través tuyo hasta los talones? 
    ¿Cómo entré? ¿Acaso no soy yo tú y Tú? 

    Y ningún sol viene a socorrerme en este lugar 
    Y estoy desgarrada contra la oscuridad tenebrosa; 
    Y ninguna luz me golpea y no dices 
    Palabra, día tras día. 
    ¡Oh! podría salir, a pesar de las marcas 
    Y toda su hábil labor sobre la puerta, 
    Salir a través de los campos de verde cristal... 

    Mas hay quietud aquí. 
    No me voy.