El sol de la timidez
me lame la nuca,
eriza las ideas
en atascado fluir del verbo,
lengua sin idioma,
paladar sin verso.
¿A qué sabe un poema?
¿De qué color son los sueños?
Blanco, amarillo, violeta
amargo, si no es compartido.
Sus labios... ¿A qué saben
con los míos? ¿Y los míos?
¿Acaso saben de sueños?
Me mojo los labios
y repito la jugada:
¿A qué saben sus labios con los míos?
¿Por qué sus labios?
¿Acaso con los suyos,
estos, serán más lúcidos,
menos míos?
Muérdete la lengua,
que sangre el idioma
sus sinónimos de jerga desarmada,
anegue a tragos tu ironía desencantada.
Sus labios son suyos,
y más suyos son los míos
cuando su baile
nombra los juncos pronunciados de brisa,
los suspiros de mariposa anhelante,
arrullo de melodía vespertina,
creo en los labios
en la fortaleza de los suyos;
mis besos, se los guardo.
Sus besos: los entregue a cada rato.
Hay quienes cobran la baja
mientras trabajan,
y quienes trabajan
pero nunca cobrarán paro.
Hay quienes se dan de alta
y no trabajan
y quienes son pobres y/o trabajan
y/o como esclavos
y/o sin contrato.
Vas a morir
(por si no lo sabías).
Puedes seguir
viviendo en fascículos
de mes a mes.
A incómodos plazos
sin intereses.
De todas formas,
vas a morir.
Por si no lo sabías.
Es preferible
ser hermano del hambre
a sobrino de la opulencia.
En estos tiempos
de venta de nuevos conceptos
a través de la ignorancia misma
es fácil estar del lado
de lo innecesario.
Hay un tiburón en la bañera.
Ya le he dicho al pequeño jardinero
que deje tranquilos los rosales.
Él nada. Erre que erre.
Dice mi coach que le lea cuentos por la noche.
Mal consejo. Para eso le pago.
Le pago mal y tarde, para que no se confíe.
El interés de la deuda soberana no cabe
en un poema. La poesía es infantil frente a
dos puntos de la prima de riesgo,
el descenso de la demanda agregada o la
eficiencia de nuevos mecanismos de esperanza.
Los pájaros no lloran.
Agua distante y solidez,
la lágrima del iceberg.
La sombra ingaseosa:
sedimento de la opacidad.
El mar como consecuencia
o profundidad. La almohada
del retorno eterno. Retoño
de la adversidad. Quizá.
Si usted no tiene una cuenta en Suiza
no entenderá este poema,
no entenderá las noticias,
las causas de la guerra,
las semanas de siete días.
Se llaman estromatolitos,
sedientos devoradores de luz
a milenios defecando oxígeno.
Bacterias como yo y como tú
en mitad del universo; seres vivos.
Creadores de viento y lluvia,
dioses minúsculos, diosas burbuja.