No cojas la cuchara con la mano izquierda. No pongas los codos en la mesa. Dobla bien la servilleta. Eso, para empezar.
Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece. ¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes? Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero. Eso, para seguir.
¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos? La cultura es un adorno y el negocio es el negocio. Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas. Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto. No bebas. No fumes. No tosas. No respires. ¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos. Y descansar: morir.
El amor y la tierra se abrazan sollozando, y la arcilla y el ansia, y el hombre nuevo nace. —¿De dónde vienes, dime; di, amigo, adónde vienes? (Unos pájaros largos volaban sobre el llano).
Uno va, viene y vuelve, cansado de su nombre; va por los bulevares y vuelve por sus versos, escucha el corazón que, insumiso, golpea como un puño apretado fieramente llamando, y se sienta en los bancos de los parques urbanos,
Esta tarde –mar, pinares, azul–, suspendido entre los brazos ligerísimos del aire y entre los tuyos, dulce, dulce mía, un ritmo palpitante me cantaba: es fácil y, a veces, casi alegre.
Me asomo a mi agujero pequeñito. Fuera suena el mundo, sus números, su prisa, sus furias que dan a una su zumba y su lamento. Y escucho. No lo entiendo.
Yo me siento. Tú te sientes. Nos sentimos, estamos juntos. Somos terriblemente dichosos, como el cielo siempre azul, como el espanto, como la luz que es la luz, como el espacio. . Si ahora me preguntaran por qué estoy tan contento,
Como si todo estuviera de nuevo comenzando puesto que el dios sólo existe en tanto que instantáneo, fulgurante, terrible y ¡ah!, por eso no se dice ni puede repetirse -¡tanto si bien se mira se parece a la muerte!-,
Era una casa grande, vacía, llena de ecos, con veinte ventanales abiertos hacia el mar. Y el mar sonaba triste contra el acantilado como el destino sueña y acaba por matar. Era una casa rara porque nada pasaba y siempre parecía que algo iba a pasar.