Las campanas doblan por ti, de John Donne | Poema

    Poema en español
    Las campanas doblan por ti

    ¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece? 
    ¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla? 
    ¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe? 
    ¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo? 
    Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. 
    Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. 
    Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, 
    como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. 
    Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, 
    porque me encuentro unido a toda la humanidad; 
    por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti. 

    • ¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece? 
      ¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla? 
      ¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe? 
      ¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo? 

    • Muerte, no te enorgullezcas, aunque algunos te hayan llamado 
      poderosa y terrible, no lo eres; 
      porque aquellos a quienes crees poder derribar 
      no mueren, pobre Muerte; y tampoco puedes matarme a mí. 
      El reposo y el sueño, que podrían ser casi tu imagen, 

    • Desearía hablar con el espíritu 
      de algún antiguo amante, 
      muerto antes de que el dios del amor naciera; 
      imposible creer que quien más amara entonces 
      se rebajara a amar a quien lo despreciaba. 
      Pero desde aquella época, el dios 

    • Sé que soy dos veces tonto, 
      por amar, y por decirlo 
      en poesía quejumbrosa. 
      Pero ¿dónde está ese sabio, que no podría ser yo, 
      si ella no me rehusara? 
      Así, como las vías interiores, tortuosas, 
      purgan el agua del mar de la corrosiva sal,