Tres veces tonto, de John Donne | Poema

    Poema en español
    Tres veces tonto

    Sé que soy dos veces tonto, 
    por amar, y por decirlo 
    en poesía quejumbrosa. 
    Pero ¿dónde está ese sabio, que no podría ser yo, 
    si ella no me rehusara? 
    Así, como las vías interiores, tortuosas, 
    purgan el agua del mar de la corrosiva sal, 
    pensé que si alejar conseguía mis pesares 
    por la inoportuna rima, los aliviaría. 
    El pesar, cuando al metro se reduce, no puede ser tan agudo 
    pues, si verso se encadena, se somete. 

    Mas, cuando eso está hecho, alguien, 
    por mostrar su arte y su voz, 
    mi dolor compone y canta, 
    y, mientras a otros deleita, de nuevo 
    el dolor libera, que los versos contenían. 
    Al amor corresponde el tributo del verso, y al dolor, 
    pero no el de aquel que cuando es leído agrada. 
    Ambos por estas canciones se incrementan: 
    pues así son los triunfos de ambos difundidos. 
    Y yo, que dos veces tonto era, paso así a serlo tres, 
    pues son los mejores tontos los que un poco sabios son. 

    • ¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece? 
      ¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla? 
      ¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe? 
      ¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo? 

    • Desearía hablar con el espíritu 
      de algún antiguo amante, 
      muerto antes de que el dios del amor naciera; 
      imposible creer que quien más amara entonces 
      se rebajara a amar a quien lo despreciaba. 
      Pero desde aquella época, el dios 

    • Muerte, no te enorgullezcas, aunque algunos te hayan llamado 
      poderosa y terrible, no lo eres; 
      porque aquellos a quienes crees poder derribar 
      no mueren, pobre Muerte; y tampoco puedes matarme a mí. 
      El reposo y el sueño, que podrían ser casi tu imagen, 

    • Sé que soy dos veces tonto, 
      por amar, y por decirlo 
      en poesía quejumbrosa. 
      Pero ¿dónde está ese sabio, que no podría ser yo, 
      si ella no me rehusara? 
      Así, como las vías interiores, tortuosas, 
      purgan el agua del mar de la corrosiva sal,