Despedida del mar, de José Hierro | Poema

    Poema en español
    Despedida del mar

    Por más que intente al despedirme 
    guardarte entero en mi recinto 
    de soledad, por más que quiera 
    beber tus ojos infinitos, 
    tus largas tardes plateadas, 
    tu vasto gesto, gris y frío, 
    sé que al volver a tus orillas 
    nos sentiremos muy distintos. 
    Nunca jamás volveré a verte 
    con estos ojos que hoy te miro. 

    Este perfume de manzanas, 
    ¿de dónde viene? ¡Oh sueño mío, 
    mar mío! ¡Fúndeme, despójame 
    de mi carne, de mi vestido 
    mortal! ¡Olvídame en la arena, 
    y sea yo también un hijo 
    más, un caudal de agua serena 
    que vuelve a ti, a su salino 
    nacimiento, a vivir tu vida 
    como el más triste de los ríos! 

    Ramos frescos de espuma... Barcas 
    soñolientas y vagas... Niños 
    rebañando la miel poniente 
    del sol... ¡Qué nuevo y fresco y limpio 
    el mundo...! Nace cada día 
    del mar, recorre los caminos 
    que rodean mi alma, y corre 
    a esconderse bajo el sombrío, 
    lúgubre aceite de la noche; 
    vuelve a su origen y principio. 

    ¡Y que ahora tenga que dejarte 
    para emprender otro camino!... 

    Por más que intente al despedirme 
    llevar tu imagen, mar, conmigo; 
    por más que quiera traspasarte, 
    fijarte, exacto, en mis sentidos; 
    por más que busque tus cadenas 
    para negarme a mi destino, 
    yo sé que pronto estará rota 
    tu malla gris de tenues hilos. 
    Nunca jamás volveré a verte 
    con estos ojos que hoy te miro. 

    José Hierro nació en Madrid en 1922 y en la misma ciudad murió el 21 de diciembre de 2002, aunque se consideraba santanderino de adopción y fuera titulado como Hijo adoptivo y Poeta de Cantabria. En su obra, tan rica en matices rítmicos como en empaque conceptual, se han fraguado las tendencias más válidas de la poesía española de posguerra. Sus primeros versos aparecieron en distintas publicaciones del frente republicano. Acabada la guerra civil padeció cuatro años de cárcel, y esta experiencia lo marcó para siempre. Hierro ha conseguido los galardones más relevantes de la literatura española: Premio de la Crítica en tres ocasiones, Premio Nacional en dos, el Príncipe de Asturias (1981), el Premio Pablo Iglesias (1986), el Nacional de las Letras Españolas (1990), el Premio Reina Sofía de Poesía Hispanoamericana (1995) y el Cervantes (1998). También fue elegido académico de la Real Academia Española (1990), cuyo discurso de ingreso sobre Juan Ramón Jiménez no llegó a pronunciar. 

    • Perdóname. No volverá a ocurrir. 
      Ahora quisiera 
      meditar, recogerme, olvidar: ser 
      hoja de olvido y soledad. 
      Hubiera sido necesario el viento 
      que esparce las escamas del otoño 
      con rumor y color. 
      Hubiera sido necesario el viento. 

    • Canta, me dices. Y yo canto. 
      ¿Cómo callar? Mi boca es tuya. 
      Rompo contento mis amarras, 
      dejo que el mundo se me funda. 
      Sueña, me dices. Y yo sueño. 
      ¡Ojalá no soñara nunca! 
      No recordarte, no mirarte, 
      no nadar por aguas profundas, 

    • Cuando salí de ti, a mí mismo 
      me prometí que volvería. 
      Y he vuelto. Quiebro con mis piernas 
      tu serena cristalería. 
      Es como ahondar en los principios, 
      como embriagarse con la vida, 
      como sentir crecer muy hondo 
      un árbol de hojas amarillas 

    • (A Paula Romero) 
       
      Después de todo, todo ha sido nada, 
      a pesar de que un día lo fue todo. 
      Después de nada, o después de todo 
      supe que todo no era más que nada. 

    • Manuel del Río, natural 
      de España, ha fallecido el sábado 
      once de mayo, a consecuencia 
      de un accidente. Su cadáver 
      está tendido en D′Agostino 
      Funeral Home. Haskell. New Jersey. 
      Se dirá una misa cantada 
      a las nueve treinta, en St. Francis.