Viendo a la gente andar, ponerse el traje, de Juan Gelman | Poema

    Poema en español
    Viendo a la gente andar, ponerse el traje

    Viendo a la gente andar, ponerse el traje, 
    el sombrero, la piel y la sonrisa, 
    comer sobre los platos dulcemente, 
    afanarse, correr, sufrir, dolerse, 
    todo por un poquito de paz y de alegría, 
    viendo a la gente, digo, no hay derecho 
    a castigarle el hueso y la esperanza, 
    a ensuciarle los cantos, a oscurecerle el día, 
         viendo, sí, 
    cómo la gente llora en los rincones 
    más oscuros del alma y sin embargo 
    sabe reír y sabe andar derecho, 
    viendo a la gente, bueno, viéndola 
    tener hijos y esperar y siempre 
    creer que van a mejorar las cosas 
    y viéndola pelear por sus riñones, 
        digo gente, 
    qué hermoso andar contigo 
    a descubrir la fuente de lo nuevo, 
    a arrancar la felicidad, 
    a traer el fruto sobre el lomo, hablar 
    familiarmente con el tiempo y saber 
    que acabaremos y de una buena vez por ser dichosos, 
    qué hermoso, digo, gente, qué misterio 
    vivir tan castigado 
      y cantar y reír, 
        ¡qué asunto raro!

    • Habítame, penétrame. 
      Sea tu sangre una con mi sangre. 
      Tu boca entre mi boca. 
      Tu corazón agrande el mío hasta estallar… 

      Desgárrame. 
      Caigas entera en mis entrañas. 
      Anden tus manos en mis manos. 
      Tus pies caminen en mis pies, tus pies. 

    • ¿Cómo sabe Andrea que la poesía no tiene cuerpo, no tiene corazón y 
      en su hálito de niña pasa o puede pasar 
      y habla de lo que siempre no habla? 
      En la boca cuaja el mundo y a la luz 
      de pasados que Andrea ignora para nunca 
      su memoria es una casa nueva donde 

    • es enorme la tristeza que un hombre una mujer 
      pueden hacerse entre sí 
      como enormes son esos dos pajaritos parados en 
      la rama picoteándose 
      y enorme es el mismo árbol con lluvias bajo el sol 
      que se le ven en la cara 

    • Se pasa de inocente a culpable 
      en un segundo. El tiempo 
      es así, torcazas 
      que cantan en un árbol cansado. 
      La carne piensa y no llora. Pensar 
      es ver la nada que nota 
      en una cucharada de sopa. 
      El dolor no se olvida 
      de uno. Sombras ahí, 

    • Cohabito con un oscuro animal. 
      Lo que hago de día, de noche me lo come. 
      Lo que hago de noche, de día me lo come. 
      Lo único que no me come es la memoria. Se encarniza en palpar 
      hasta el más chico de mis errores y mis miedos. 
      No lo dejo dormir. 

    • hoy llueve mucho, mucho, 
      y pareciera que están lavando el mundo 
      mi vecino de al lado mira la lluvia 
      y piensa escribir una carta de amor/ 
      una carta a la mujer que vive con él 
      y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él 
      y se parece a su sombra/ 

    • habría un par de cosas que decir/ 
      que nadie la lee mucho/ 
      que esos nadie son pocos/ 
      que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial/ y 
      con el asunto de comer cada día/se trata 
      de un asunto importante/recuerdo 
      cuando murió de hambre el tío juan/