Ex-libris, de León Felipe | Poema

    Poema en español
    Ex-libris

    He llegado al final... 
    ¿Quién me ha traído hasta aquí... 
    y por qué me han traído hasta aquí? 
    Yo no quería cantar... 
    Y ahora parece que este era solo mi destino: 
    cantar, rezar, gritar, llorar, blasfemar... 
    Y con una voz de publicano, 
    con una voz de energúmeno, 
    con una voz parda, rota, agria, irritante... 
    ¿Y tengo que dejar todo esto escrito aquí?... 
    Lo dejaré como un pecador que escribe sus pecados 
    y se los dice a su hermano avergonzado. 
    Tal vez todo no sea más que un examen de conciencia 
    para hacer una buena confesión. 
    ¡Pero si Dios lo sabe todo! 
    Mas yo debo pensar que Dios no sabe nada. 
    Y alguien hay en el mundo que no sabe 
    que yo fui un pobre hombre que apenas pudo hablar. 
    ¡Ah, si hubiese podido hablar! 
    Si ahora pudiese decir sencillamente... 
    si pudiese empezar otra vez calladamente diciendo: 
    Yo me confieso, Señor... 
    Ten misericordia de mí.

    • No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra. 
      No he venido tampoco, 
      ni estoy aquí arreglando mi expediente 
      para que me canonicen cuando muera. 
      He venido a mirarme la cara 
      en las lágrimas que caminan hacia el mar, 
      por el río y por la nube... 

    • Deshaced ese verso, 
      Quitadle los caireles de la rima, 
      el metro, la cadencia 
      y hasta la idea misma... 
      Aventad las palabras... 
      y si después queda algo todavía, 
      eso 
      será la poesía. 
      ¿Qué 
      importa 
      que la estrella 
      esté remota 

    • Y ahora pregunto aquí: 
      ¿quién es el último que habla, el sepulturero o el Poeta? 
      ¿He aprendido a decir: Belleza, Luz, Amor y Dios 
      para que me tapen la boca cuando muera, 
      con una paletada de tierra? 
      No. He venido y estoy aquí, 

    • Pero ¿qué están hablando esos poetas de ahí de la palabra? 
      Siempre en discusiones de modisto: 
      que si desceñida o apretada... 
      que si la túnica o que si la casaca... 
      La palabra es un ladrillo, ¿Me oísteis?... ¿Me ha oído usted, Señor Arcipreste? 

    • A Alberto López Argüello 
       
      ¡Qué lástima 
      que yo no pueda cantar a la usanza 
      de este tiempo lo mismo que los poetas de hoy cantan! 
      ¡Qué lástima 
      que yo no pueda entonar con una voz engolada 
      esas brillantes romanzas 

    banner cuadrado de Audible
    banner horizontal de Audible