Cancioncilla, de León de Greiff | Poema

    Poema en español
    Cancioncilla

    Tú coronas mis quince lustros 
    con el cíngulo de tus brazos, 
    con el cíngulo de tus muslos, 
    con el perfume de tus labios, 
    con el éxtasis de tu júbilo 
    —cabrilleante por los lagos 
    auriendrinos, hondos carbundos—. 

    Con la tersura de tus manos, 
    con el ardor de tu combusto 
    tesoro en flor, que orna melado 
    toisón en rizos: el refugio 
    fragante, que al híspido fauno 
    tú le donas, —intercolumnio—: 
    oasis tibio entre alabastros. 

    Tú coronas mis quince lustros 
    con el hechizo de tus labios; 
    con el cíngulo de tus muslos, 
    con el cíngulo de tus brazos, 
    con tus fulgentes ojos rútilos, 
    con tus besos trémulos, ávidos, 
    —ora lustrales, ora lúbricos...— 

    Con la tersura de tus manos, 
    con tu voz rauca en el susurro, 
    con tus ímpetus inexhaustos, 
    con tus anhelos sitibundos 
    que el corazón hinchente: heraldos 
    de los mis goces y los tuyos, 
    —nuestra embriaguez y nuestro gaudio—. 

    Con el cíngulo de tus muslos, 
    con el cíngulo de tus brazos, 
    con el prodigio intercolumnio 
    con el regusto de tus labios... 
    Tú coronas mis quince lustros 
    con el brillo de tus ojazos, 
    —gémulas de móvil mercurio—. 

    Con tu voz grave, con tu osado 
    corazón fiero, con tu iluso 
    férvido ensueño, con tu claro 
    zahareño espíritu agudo. 
    Con el oreo de tu cálido 
    sexual exhálito y efluvio, 
    y prístino efluvio y exhálito. 

    con tu severo rictus duro, 
    con tu sonrisa en sobresalto, 
    con tu silencio o tu murmurio, 
    —tu pasional mezzo—soprano 
    que se asordina en el connubio...— 
    Con el cíngulo de tus brazos, 
    con el cíngulo de tus muslos... 

    con la caricia de tus manos, 
    con el éxtasis de tu júbilo, 
    con el éxtasis de mi gaudio, 
    con nuestros éxtasis en uno, 
    con el embrujo de tus labios, 
    coronaste mis quince lustros 
    y continúas coronándolos...