Mi olor a ti, de Leopoldo Alas Mínguez | Poema

    Poema en español
    Mi olor a ti

    Toda mi ropa huele a cuando estabas. 
    Sería al abrazarte -no lo entiendo- 
    o que estuviste cerca y se quedó prendido. 
    Si arrimo mi nariz al hombro o a la manga, te respiro. 
    Al ponerme la chaqueta, en la solapa, 
    y en el cuello de un jersey que no abriga. 
    Aroma de placer, de feromonas, 
    de recostarme en ti mientras dormías. 
    Por mucho que la lave, mi ropa lo conserva: 
    es un perfume dulce que me alivia 
    como vestir mi carne con tu piel. 
    Y está durando más que mi recuerdo. 
    Tu rostro en mi memoria se disipa, 
    casi puedo decir que he olvidado tu cuerpo 
    y sigo respirándote en las prendas 
    que, al tiempo que me visten, te desnudan. 
    Pero la ropa es mía. 
    De tanto olerte en mí, tu olor es mío. 
    Tu olor era mi olor desde el principio, 
    fue siempre de mi cuerpo, no del tuyo, 
    de un cuerpo que lo tengo a todas horas 
    para quererlo entero como jamás te quise 
    y olerlo de los pies a la cabeza. 
    Es el olor de todas mis edades, 
    del niño absorto y puro, 
    del claro adolescente eléctrico y espeso, 
    de un joven con insomnio que soñaba 
    fantasmas del amor, y es también el olor 
    que al transpirar mis sueños dejaron en las sábanas. 

    Quién sabe tú a qué aspiras sin este efluvio mío, 
    sin mi esencial fragancia. 
    Estando en compañía, serás siempre la ausente 
    igual que si te fueras o no hubieras llegado. 
    Pues no olerás a nada, no dejarás recuerdo 
    ni podrás despertar auténtico deseo 
    ni embalsamar las yemas de los dedos 
    que un día te acaricien 
    con un perfume físico y concreto. 
    Serás para el olfato de los otros 
    como un espejo para los vampiros. 
    Y yo atesoraré con más fe que codicia 
    este perfume dulce de mi cuerpo 
    que descubrí contigo. 
    Si quieres existir, respíralo de nuevo.