De un día para otro, todo cambia.
Si ayer amanecías deslumbrado
y tus ideas parecían claras,
hoy mismo, en el espejo del lavabo,
has visto al perdedor de las facciones neutras
inflado de bostezos
y con el encefalograma plano.
La brisa que hoy alivia tu paseo
mañana es un ciclón que te estremece.
En una vuelta, igual que cambia el tiempo,
quien tuvo no retiene,
el más sincero miente
y el sueño del amor se desvanece
de puro aburrimiento.
En una vuelta orgánica del cosmos,
se pierden privilegios, se asustan los valientes.
Por un latido a tiempo, la risa más forzada
se aparece lozana y sugestiva.
y entonces quién no sale a la calle feliz,
quién no disfruta haciendo su trabajo,
quién no ofrece favores a un amigo,
quién no se ilusiona.
Pero, a decir verdad, de todos ellos
tampoco nadie espera
sacar de esos destellos que a veces les alientan
alguna cosa clara.
Pues ni el más tonto ignora que la vida
no tiene, en general, ni sombra de sentido
y que el azar, que es dadivoso pero incoherente,
no reparte papeles; sólo momentos, escenas,
situaciones confusas,
estados del humor y la conciencia.
No sé cómo aprendimos a querernos,
qué hubo en vosotros de mí, qué nos dimos.
Corre la vida y estáis al pie de otros edificios,
zarandeados, llevados, retenidos en la trama.
Pero decidme si habéis elegido,
si queríais estar donde estáis
Desangelados, sin alas, sin brillo,
en las brasas de los últimos fuegos.
Así hemos llegado a creernos,
avanzando entre el lodo como vehículos
sin ruta y sin pasajeros.
Pero el ángel está en nuestros silencios,
Toda mi ropa huele a cuando estabas.
Sería al abrazarte -no lo entiendo-
o que estuviste cerca y se quedó prendido.
Si arrimo mi nariz al hombro o a la manga, te respiro.
Al ponerme la chaqueta, en la solapa,
y en el cuello de un jersey que no abriga.
No es sólo la pasión de los abrazos,
la saliva, el aroma, el vértigo, los besos
o el plácido desvelo de la ausencia.
De un día para otro, todo cambia.
Si ayer amanecías deslumbrado
y tus ideas parecían claras,
hoy mismo, en el espejo del lavabo,
has visto al perdedor de las facciones neutras
inflado de bostezos
y con el encefalograma plano.
¿A qué fuerza convoco, yo que un tiempo hice brotar
los tallos con mi aliento y ahuyenté las sombras?
Hoy esta sal en los labios, ¿de qué mar la traigo?
¿De dónde este temblor que me desarma?
Conozco tu perfil: eres el miedo
que vive agazapado en la quimera.
Pasé la vida entre vampiros y ángeles,
libando con paciencia los unos mi energía,
los otros trasvolando mis días más sentidos.
Todos los trances de luz fueron suyos:
al ángel los del cuerpo, los del alma al vampiro.