Elegía anticipada, de Luis Cernuda | Poema

    Poema en español
    Elegía anticipada

    Por la costa del sur, sobre una roca 
    alta junto a la mar, el cementerio 
    aquel descansa en codiciable olvido, 
    y el agua arrulla el sueño del pasado. 

    Desde el dintel, cerrado entre los muros, 
    huerto parecería, si no fuese 
    por las losas, posadas en la hierba 
    como un poco de nieve que no oprime. 

    Hay troncos a que asisten fuerza y gracia, 
    y entre el aire y las hojas buscan nido 
    pájaros a la sombra de la muerte; 
    hay paz contemplativa, calma entera. 

    Si el deseo de alguien que en el tiempo 
    dócil no halló la vida a sus deseos, 
    puede cumplirse luego, tras la muerte, 
    quieres estar allá solo y tranquilo. 

    Ardido el cuerpo, luego lo que es aire 
    al aire vaya, y a la tierra el polvo, 
    por obra del afecto de un amigo, 
    si un amigo tuviste entre los hombres. 

    Y no es el silencio solamente, 
    la quietud del lugar, quien así lleva 
    tu memoria hacia allá, mas la conciencia 
    de que tu vida allí tuvo su cima. 

    Fue en la estación cuando la mar y el cielo 
    dan una misma luz, la flor es fruto, 
    y el destino tan pleno que parece 
    cosa dulce adentrarse por la muerte. 

    Entonces el amor único quiso 
    en cuerpo amanecido sonreírte, 
    esbelto y rubio como espiga al viento. 
    Tú mirabas tu dicha sin creerla. 

    Cuando su cetro el día pasa luego 
    a su amada la noche, aún más hermosa 
    parece aquella tierra; un dios acaso 
    vela en eternidad sobre su sueño. 

    Entre las hojas fuisteis, descuidados 
    de una presencia intrusa, y ciegamente 
    un labio hallaba en otro ese embeleso 
    hijo de la sonrisa y del suspiro. 

    Al alba el mar pulía vuestros cuerpos, 
    puros aún, como de piedra oscura; 
    la música a la noche acariciaba 
    vuestras almas debajo de aquel chopo. 

    No fue breve esa dicha. ¿Quién pretende 
    que la dicha se mida por el tiempo? 
    Libres vosotros del espacio humano, 
    del tiempo quebrantasteis las prisiones. 

    El recuerdo por eso vuelve hoy 
    al cementerio aquel, al mar, la roca 
    en la costa del sur : el hombre quiere 
    caer donde el amor fue suyo un día.