Ándeme yo caliente y ríase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno, y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente, y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla el príncipe mil cuidados, cómo píldoras dorados; que yo en mi pobre mesilla quiero más una morcilla que en el asador reviente, y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas de blanca nieve el enero, tenga yo lleno el brasero de bellotas y castañas, y quien las dulces patrañas del rey que rabió me cuente, y ríase la gente.
Busque muy en hora buena el mercader nuevos soles; yo conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a filomena sobre el chopo de la fuente, y ríase la gente.
Pase a media noche el mar, y arda en amorosa llama Leandro por ver a su dama; que yo más quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente, y ríase la gente.
Pues Amor es tan cruel, que de píramo y su amada hace tálamo una espada, do se junten ella y él, sea mi tisbe un pastel, y la espada sea mi diente, y ríase la gente.
Vuelas, oh tortolilla, y al tierno esposo dejas en soledad y quejas; vuelves después gimiendo, recíbete arrullando, lasciva tú, si él blando. Dichosa tú mil veces, que con el pico haces dulces guerras de Amor y dulces paces.