Soleá del amor indiferente, de Manuel Benítez Carrasco | Poema

    Poema en español
    Soleá del amor indiferente

    ¿Rencores?... ¿Por qué rencores? 
    No le va a mi señorío 
    guardarle rencor a un río 
    que fue regando mis flores. 
    Tú me diste los mejores 
    cristales de tu corriente, 
    y no sería decente 
    maldecirte por despecho, 
    si sé que tienes derecho 
    a dar o negar la fuente. 
    Debo estarte agradecido 
    por tu generosidad; 
    tú me diste por bondad 
    lo que yo di por cumplido. 
    Me brindaste tu latido, 
    tu boca nunca besada, 
    tu carne nunca estrenada, 
    tus ojos siempre empañados 
    y los potros alocados 
    de tu amor en llamarada. 
    Me diste el beso primero 
    que es el que más atosiga, 
    y me diste la fatiga 
    de un cariño verdadero. 
    Me diste luna y estero, 
    tu corazón sin celaje, 
    me diste todo el encaje 
    de tu caricia en mi pelo, 
    y me regalaste el cielo 
    en tus ojos sin paisaje. 
    Por eso yo, bien nacido, 
    ni te odio ni te aborrezco, 
    al contrario, te agradezco 
    todo lo que me has querido. 
    No me importa si te has ido 
    con tu barca hacia otro mar, 
    que yo no te puedo odiar 
    por esa mala partida, 
    ya que odiar es, en la vida, 
    un cierto modo de amar. 
    Ni te vengas a mi lado 
    para pedirme perdón, 
    el perdón es la razón 
    de volver a lo pasado, 
    y lo pasado... acabado, 
    que pasó... porque pasó. 
    ¡Déjame que viva yo 
    sin perdón y sin rencores, 
    porque... por más que me llores 
    lo nuestro ya se acabó!