Ausencia, de Manuel Maria Flores | Poema

    Poema en español
    Ausencia

    ¡Quién me diera tomar tus manos blancas 
    para apretarme el corazón con ellas, 
    y besarlas..., besarlas, escuchando 
    de tu amor las dulcísimas querellas! 

    ¡Quién me diera sentir sobre mi pecho, 
    reclinada tu lánguida cabeza, 
    y escuchar, como en antes, tus suspiros 
    tus suspiros de amor y de tristeza! 

    ¡Quién me diera posar casto y suave 
    mi cariñoso labio en tus cabellos, 
    y que sintieras sollozar mi alma 
    en cada beso que dejara en ellos! 

    ¡Quién me diera robar un solo rayo 
    de aquella luz de tu mirar en calma, 
    para tener, al separarnos luego, 
    con qué alumbrar la soledad del alma! 

    ¡Oh, quién me diera ser tu misma sombra, 
    el mismo ambiente que tu rostro baña, 
    y, por besar tus ojos celestiales, 
    la lágrima que tiembla en tu pestaña! 

    ¡Y ser un corazón todo alegría, 
    nido de luz y de divinas flores, 
    en que durmiese tu alma de paloma 
    el sueño virginal de sus amores! 

    Pero en su triste soledad, el alma 
    es sombra y nada más, sombra y enojos... 
    ¿Cuándo esta noche de la negra ausencia 
    disipará la aurora de tus ojos?