Amémonos, de Manuel María Flores | Poema

    Poema en español
    Amémonos

    Buscaba mi alma con afán tu alma, 
    buscaba yo la virgen que mi frente 
    tocaba con su labio dulcemente 
    en el febril insomnio del amor. 

    Buscaba la mujer pálida y bella 
    que en sueño me visita desde niño, 
    para partir con ella mi cariño, 
    para partir con ella mi dolor. 

    Como en la sacra soledad del templo 
    sin ver a Dios se siente su presencia, 
    yo presentí en el mundo tu existencia, 
    y, como a Dios, sin verte, te adoré. 

    Y demandando sin cesar al cielo 
    la dulce compañera de mi suerte, 
    muy lejos yo de ti, sin conocerte 
    en la ara de mi amor te levanté. 

    No preguntaba ni sabía tu nombre, 
    ¿En dónde iba a encontrarte? lo ignoraba; 
    pero tu imagen dentro el alma estaba, 
    más bien presentimiento que ilusión. 

    Y apenas te miré... tú eras ángel 
    compañero ideal de mi desvelo, 
    la casta virgen de mirar de cielo 
    y de la frente pálida de amor. 

    Y a la primera vez que nuestros ojos 
    sus miradas magnéticas cruzaron, 
    sin buscarse, las manos se encontraron 
    y nos dijimos 'te amo' sin hablar 

    Un sonrojo purísimo en tu frente, 
    algo de palidez sobre la mía, 
    y una sonrisa que hasta Dios subía... 
    así nos comprendimos... nada más. 

    ¡Amémonos, mi bien! En este mundo 
    donde lágrimas tantas se derraman, 
    las que vierten quizá los que se aman 
    tienen yo no sé que de bendición. 

    Dos corazones en dichoso vuelo; 
    ¡Amémonos, mi bien! Tiendan sus alas 
    amar es ver el entreabierto cielo 
    y levantar el alma en asunción. 

    Amar es empapar el pensamiento 
    en la fragancia del Edén perdido; 
    amar es... amar es llevar herido 
    con un dardo celeste el corazón. 

    Es tocar los dinteles de la gloria, 
    es ver tus ojos, escuchar tu acento, 
    en el alma sentir el firmamento 
    y morir a tus pies de adoración.