Ecos, de Manuel María Flores | Poema

    Poema en español
    Ecos

    Mirad la aurora, 
    madre del día, 
    ¡cómo derrama 
    luz, alegría! 

    Allá en el cielo 
    todo es fulgores; 
    ¡todo en la tierra 
    cantos y flores! 

    Sobre las hojas 
    tiemblan las perlas, 
    vienen las brisas 
    a recogerlas. 

    Saltando el ave 
    trina en la rama, 
    brilla el aljófar 
    sobre la grama. 

    ¿Dó va el incienso, 
    de los aromas? 
    ¿Qué dice el ritmo 
    de las palomas?... 

    Y todo, luce, 
    canta, se agita, 
    vida sagrada 
    doquier palpita. 

    Alza la tierra 
    su amante coro, 
    y el sol la paga 
    con besos de oro. 

    Luego, la noche 
    su negra tienda 
    abre del mundo 
    sobre la senda. 

    Y entre la sombra 
    muda y tranquila 
    asoma el astro 
    su alba pupila. 

    ¿Sois, por ventura, 
    blancas estrellas, 
    del cielo al mundo 
    lágrimas bellas? 

    ¿Joyas que bordan 
    el regio velo? 
    con que a la tierra 
    cobija el cielo? 

    ¿Chispas que lanza 
    la eterna sombra? 
    ¿Polvo que deja 
    Dios en su alfombra?... 

    Astros y flores 
    quizá no viera 
    si amor al alma 
    su luz no diera. 

    Las vagas notas 
    que el arpa lanza, 
    ¿no, son el himno 
    de la esperanza? 

    El alma encierra 
    luz, armonía, 
    es una aurora 
    la fantasía. 

    Doquier que vague 
    mi pensamiento, 
    la miel recoge 
    de un sentimiento. 

    Cual mariposa 
    va la ilusión 
    sobre las flores 
    de la creación. 

    En los ruidos 
    que se levantan 
    hay dulces ecos, 
    voces que cantan. 

    Rumor de besos 
    y de suspiros 
    flota en las alas 
    de los céfiros. 

    Como en la selva 
    trinan las aves, 
    hay en el alma 
    voces süaves. 

    Ecos solemnes 
    desconocidos, 
    por voz humana 
    no traducidos, 

    Ecos que el alma 
    tímida esconde, 
    ecos que vienen 
    de no sé dónde. 

    Quizá del verbo 
    del alma inmensa 
    que dice al hombre 
    que vela y piensa: 

    '-De toda vida 
    yo soy la llama: 
    contempla, adora, 
    espera y ama. ' 

    Yo creo. Por eso 
    mi alma levanto. 
    Amo, y espero... 
    Por eso canto.