Aquí la miel que rezuma del corazón profundo de las flores, los colores, los aromas y los alientos amados. Ya no le sonreirás a la belleza de las cosas; se han cerrado al fin, tus brazos siempre abiertos.
No sentirás más, sobre tus párpados dormidos, el lento deshojar de los perfumados llantos; tu corazón se disuelve en la metamorfosis; llego justo a tiempo para perderte eternamente.
Aquí mis manos, mis ojos, mis pies que vos buscás; en este estrecho jardín donde estás tendida, yo avanzo titubeante como un triste extranjero.
Te alcanzo demasiado tarde… me arrepiento, envidio a aquellos que mucho me advirtieron que todo es pasajero, que te demostraron su amor cuando estaban a tiempo.
Poema en el idioma original
Voici le miel qui suinte
Voici le miel qui suinte au cœur profond des roses, les couleurs, les parfums et les souffles aimés. Vous ne sourirez plus à la beauté des choses; vos bras prompts à s’ouvrir se sont enfin fermés.
Vous ne sentirez pas, sur vos paupières closes, le lent effeuillement des longs pleurs parfumés; votre cœur s’est dissous dans les métamorphoses; j’arrive juste à temps pour vous perdre à jamais.
Voici mes yeux, mes mains, mes pieds qui vous cherchèrent; dans cet étroit jardin où d’autres vous couchèrent, j’avance en hésitant comme un triste étranger.
Je vous rejoins trop tard… Je me repens, j’envie ceux qui, mieux avertis que tout est passager, vous montraient leur amour quand vous étiez en vie.
Cansados de esperar, los que nos esperaron, murieron sin saber que estábamos llegando, sus brazos abiertos despacio se cerraron y en vez del recuerdo, vino el pesar temblando.
Aquí el silencio añora las palabras solitarias que uno puede, en tu cercanía, decir sin herirte; olvidamos llover sobre vos las lágrimas de las corolas; no hace falta sonreír a los que pasan.
Ni ampararse del día bajo el árbol de nieblas, ni morder el verano en las frutas dormido, ni besar en los labios lentos de tinieblas al muerto evaporado y vano de haber sido.
Trabajo, tus manos adiestradas en lo duro forjan el hierro del destino; herrero hermano de los titanes, a golpe de constancia creas la obra que preferimos, excusa de nuestra existencia, hermoso hijo de nuestra sustancia.
Aquí la miel que rezuma del corazón profundo de las flores, los colores, los aromas y los alientos amados. Ya no le sonreirás a la belleza de las cosas; se han cerrado al fin, tus brazos siempre abiertos.