Una tenía quince años, la otra dieciséis
Y ambas dormían en la misma pequeña habitación
Esto sucedió una sofocante noche de septiembre
¡Quebrantables asuntos! Ojiazules y con mejillas de marfil
Para refrescar sus delicados cuerpos, se despojaron
De las exquisitas camisas perfumadas de ámbar
La más joven levantó sus manos inclinándose hacia atrás
Y su amiga, con sus manos en sus pechos, la besó.
Entonces bajó a sus rodillas y, en un arrebato
Pegó a la pierna de la otra su mejilla, y su boca
Acarició el dorado oro entre las grises sombras
Y durante todo ese tiempo la más joven contaba
Con sus queridos dedos los prometidos valses
Y sonrojándose, inocentemente sonreía.