Canción de la vida profunda, de Porfirio Barba Jacob | Poema

    Poema en español
    Canción de la vida profunda

    Hay días en que somos tan móviles, tan móviles, 
    como las leves briznas al viento y al azar... 

    Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría... 
    La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar... 

    Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles, 
    como en Abril el campo, que tiembla de pasión; 

    bajo el influjo próvido de espirituales lluvias, 
    el alma está brotando florestas de ilusión. 

    Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos, 
    como la entraña obscura de obscuro pedernal; 

    la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas, 
    en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal. 

    Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos... 
    -¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir!- 

    que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza, 
    ¡y hasta las propias penas! nos hacen sonreír... 

    Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos, 
    que nos depara en vano su carne la mujer; 
    tras de ceñir un talle y acariciar un seno, 
    la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer. 

    Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres, 
    como en las noches lúgubres el llanto del pinar: 

    el alma gime entonces bajo el dolor del mundo, 
    y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar. 

    Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día 
    en que levamos anclas para jamás volver; 

    un día en que discurren vientos ineluctables... 
    ¡Un día en que ya nadie nos puede retener!