La carne ardiente, de Porfirio Barba Jacob | Poema

    Poema en español
    La carne ardiente

    En un jardín de aquel país horrendo 
    hallé a Fantina, de ojos maternales 
    y desnudeces mórbidas, tejiendo 
    guirnaldas con las rosas vesperales. 

    Y cual las agujas túrbidas de un río 
    que rompe un viento en procelosa huella, 
    gimió de amor mi corazón sombrío 
    y suspiró mi mocedad por Ella. 

    'Fantina -dije con ahogadas voces 
    que al brotar abrasábame la lengua-, 
    quiero hundir mis mejillas en la falda 
    de tu traje, que apenas roza el viento, 
    entreverar un lirio en tu guirnalda 
    y ungir tus trenzas con precioso ungüento'. 

    La vi volverse, rígida y sañuda, 
    por esquivarme el juvenil encanto: 
    ¡quizá en mis voces se sintió desnuda 
    y la vergüenza desató su llanto! 

    En la tórrida noche cenicienta 
    de ondas pesadas, que al jardín caía, 
    miré mi carne ansiosa y opulenta, 
    ¡y en un rojizo resplandor ardía!