Pintad un hombre joven... con palabras leales y puras; con palabras de ensueño y de emoción: que haya en la estrofa el ritmo de los golpes cordiales y en la rima el encanto móvil de la ilusión. Destacad su figura, neta, contra el azul del cielo, en la mañana florida, sonreída: que el sol la bañe al sesgo y la deje bruñida, que destelle en los ojos una luz encendida, que haga temblar las carnes un ansia contenida y que el torso, y la frente, y los brazos nervudos, y el cándido mirar, y la ciega esperanza, compendien el radiante misterio de la vida...
Pintad un hombre joven... con palabras leales y puras; con palabras de ensueño y de emoción: que haya en la estrofa el ritmo de los golpes cordiales y en la rima el encanto móvil de la ilusión. Destacad su figura, neta, contra el azul
Como en lo antiguo un día, nuestro día demos al goce estéril... Y tú tienes, ¡oh lamma!, ¡oh carne mía!, toda la melodía del instante en la blancura azul de tu semblante.
Yo tuve ya un dolor tan íntimo y tan fiero, de tan cruel dominio y trágica opresión, que a tientas, en las ráfagas de su huracán postrero, fui hasta la Muerte... Un alba se hizo en mi corazón.
Esta noche tengo miedo de estar solo... Entre la sombra, un fantasma de ultramundo sigue mi paso, veloz... Me parece que se acerca, que me palpa, que me nombra... Esta noche tengo miedo de estar solo... Entre la sombra leves rumores semejan un suspiro y una voz...