Es extraño despertarse a veces en plena noche. En pleno sueño alguien toca la puerta y en la extraordinaria ciudad de medianoche de medio-sueño de medio-recuerdo las puertas de los zaguanes retumban con estrépito de calle en calle
Quién es ese visitante nocturno de rostro desconocido, qué viene a buscar, qué espía. Es un mendigo que pide pan y albergue es un ladrón, es un pájaro, es un reflejo de nosotros mismos en el hielo. Quién vuelve de un abismo de transparencia e intenta volver a entrar en nosotros.
Él se da cuenta que hemos cambiado que la llave ya no puede abrir la cerradura de la puerta misteriosa de los cuerpos. Aunque sólo hayan pasado segundos desde que nos dejó en el momento inquietante en que se apaga la luz
¿Qué sucede entonces? ¿Dónde deambula? ¿Sufre? ¿Es ése el origen de los fantasmas? ¿El origen de los sueños? ¿El nacimiento de los recuerdos?
No toques nunca a mi puerta visitante. No hay sitio en mi casa ni en mi corazón. Para las antiguas imágenes de mí mismo tal vez me reconozcas. Yo no sabría ya reconocerte.
Es extraño despertarse a veces en plena noche. En pleno sueño alguien toca la puerta y en la extraordinaria ciudad de medianoche de medio-sueño de medio-recuerdo las puertas de los zaguanes retumban con estrépito de calle en calle
Tan semejante a la flor y a la corriente de aire al curso del agua a las sombras pasajeras a la sonrisa vislumbrada aquella famosa noche a medianoche tan semejante a toda la felicidad y a la tristeza
En la noche están naturalmente las siete maravillas del mundo y la grandeza y lo trágico y el encanto. Los bosques se tropiezan confusamente con las criaturas legendarias escondidas en los matorrales. Estás tú.
Noche glacial y pútrida, noche espantable, noche De fantasmas inválidos y de plantas podridas, Incandescente noche, llama y fuego en los pozos, Tinieblas sin relámpagos, astucias y mentiras.
Lucho furiosamente contra animales y botellas Desde hace poco tiempo quizá diez horas una después de otra La hermosa nadadora que tenía miedo del coral esta mañana se despierta El coral coronado de acebo llama a su puerta
Ahora llega el tiempo de las cruzadas. Por las ventanas cerradas los pájaros se obstinan en hablar como peces de acuario. Junto al escaparate de una tienda una bonita mujer sonríe. Felicidad no eres sino lacre