Odio, de Roger Wolfe | Poema

    Poema en español
    Odio

    Me faltan algunos odios todavía. Estoy seguro de que existen. 
    Céline 

     
    El odio son las cosas 
    que te gustaría hacer 
    con el locutor deportivo 
    de la radio del vecino 
    esos domingos por la tarde. 

    El odio son las cosas 
    que te gustaría hacer 
    con el macaco de uniforme 
    que sentencia -arma 
    al cinto- que el semáforo 
    no estaba en ámbar, sino en rojo. 

    El odio son las cosas 
    que te gustaría hacer 
    con el cívico paleto 
    vestido de payaso 
    que te dice 
    que no se permiten perros 
    en el parque. 

    El odio son las cosas 
    que te gustaría hacer 
    con la gente que choca contigo 
    por la calle 
    cuando vas cargado 
    con las bolsas de la compra 
    o un bidón de queroseno 
    para una estufa 
    que en cualquier caso 
    no funciona. 

    El odio son las cosas 
    que te gustaría hacer 
    con los automovilistas 
    cuando pisas un paso de peatones 
    y aceleran. 

    El odio son las cosas 
    que te gustaría hacer 
    con el neandertal en cuyas manos 
    alguien ha puesto 
    ese taladro de percusión. 

    El odio son las cosas 
    que te gustaría hacer 
    cuando le dejas un libro a alguien 
    y te lo devuelve en edición fascicular. 

    El odio es una edición crítica 
    de Góngora. 

    El odio son las campanas 
    de la iglesia 
    en mañanas de resaca. 

    El odio es la familia. 

    El odio es un cajero 
    que se niega a darte más billetes 
    por imposibilidad transitoria 
    de comunicación con la central. 

    El odio es una abogada 
    de oficio 
    aliándose con el representante 
    de la ley 
    a las ocho de la mañana 
    en una comisaría 
    mientras sufres un ataque 
    de hipotermia. 

    El odio es una úlcera 
    en un atasco. 

    El odio son las palomitas 
    en el cine. 

    El odio es un cenicero 
    atestado de cáscaras de pipa. 

    El odio es un teléfono. 

    El odio es preguntar por un teléfono 
    y que te digan que no hay. 

    El odio es una visita 
    no solicitada. 

    El odio es un flautista 
    aficionado. 

    El odio 
    en estado puro 
    es retroactivo 
    personal 
    e intransferible. 

    El odio es que un estúpido 
    no entienda 
    tu incomprensión, 
    tu estupidez. 

    El odio son las cosas 
    que te gustaría hacer 
    con este poema 
    si tu pluma 
    valiera 
    su pistola.