Me arrebataron la razón del mundo
y me dijeron: gasta tus años componiendo
este rompecabezas sin sentido.
No hay más. Un acto es una estatua rota.
Una palabra es sólo
la imagen deformada en un espejo.
¿Qué vas a amar? ¿Un cuerpo que se pudre
-ese pantano lento en que te ahogas-
o un alma que no existe?
¿Qué puedes esperar? El tiempo es lo continuo
y si dices «mañana» mientes, pues dices «hoy».
Ni siquiera se muere. Algo muy leve cambia
y sigues, dura, en piedra; creciendo en vegetal
y otra vez despertando en lo que eras.
Otra vez. Otra vez.
Me dijeron: no busques. Nada se te ha perdido.
Y los vi desde lejos
ocultar lo que roban y reír.