A la estrella nocturna, de William Blake | Poema

    Poema en español
    A la estrella nocturna

    ¡Tú, ángel rubio de la noche, 
    ahora, mientras el sol descansa en las montañas, enciende 
    tu brillante tea de amor! ¡Ponte la radiante corona 
    y sonríe a nuestro lecho nocturno! 
    Sonríe a nuestros amores y, mientras corres los 
    azules cortinajes del cielo, siembra tu rocío plateado 
    sobre todas las flores que cierran sus dulces ojos 
    al oportuno sueño. Que tu viento occidental duerma en 
    el lago. Di el silencio con el fulgor de tus ojos 
    y lava el polvo con plata. Presto, prestísimo, 
    te retiras; y entonces ladra, rabioso, por doquier el lobo 
    y el león echa fuego por los ojos en la oscura selva. 
    La lana de nuestras majadas se cubre con 
    tu sacro rocío; protégelas con tu favor.