Gente desarraigada, de Cesare Pavese | Poema

    Poema en español
    Gente desarraigada

    Demasiado mar. Ya hemos visto bastante mar. 
    Al atardecer, cuando el agua se extiende, pálida 
    y diluida en la nada, mi amigo la contempla 
    mientras yo lo miro, ambos en silencio. 
    Por la noche nos encerramos en el fondo de una cantina, 
    aislados por el humo, y bebemos. Mi amigo sueña 
    (son un poco monótonos los sueños junto al rumor del mar) 
    donde el agua es tan sólo un espejo, entre una y otra isla, 
    de colinas jaspeadas de flores salvajes y cascadas. 
    Su vino es así. Se contempla en el vaso 
    levantando verdes colinas en el llano del mar. 
    Me gustan las colinas y lo dejo hablar del mar 
    porque su agua es tan clara que muestra hasta las piedras. 
    Mirando las colinas me llenan cielo y tierra 
    con las líneas seguras de sus flancos, cercanas o distantes. 
    Sólo las mías son abruptas, surcadas de viñas 
    fatigadas en un suelo quemado. Mi amigo las acepta 
    y las quiere vestir con flores y frutos salvajes 
    para descubrir, riendo, muchachas más desnudas que los frutos. 
    No sucede; en mis más escabrosos sueños no falta una sonrisa. 
    Si madrugamos mañana, estaremos de camino 
    hacia aquellas colinas; podremos encontrar en las viñas 
    una muchacha morena, tostada por el sol, 
    y comenzando la conversación, comerle un poco de uva.

    Cesare Pavese (1908-1950) nació en Santo Stefano Belbo, un pequeño pueblo del Piamonte. Además de traductor y editor, fue uno de los escritores más destacados de la historia de la literatura italiana. Su carácter introspectivo y solitario marcó toda su obra, muy ligada a los lugares donde creció y caracterizada por un delicado matiz intimista. A causa de su declarado antifascismo fue confinado durante tres años por el régimen de Mussolini en una pequeña población de Calabria, experiencia que lo marcó profundamente bajo el punto de vista humano y literario. Suyas son algunas de las obras más valiosas del siglo XX italiano. Entre ellas: El diablo en las colinas (1948), La luna y las fogatas (1950) o su magnífico diario publicado póstumamente, El oficio de vivir (1952). Se suicidó en Turín con 42 años.