Lo steddazzu, de Cesare Pavese | Poema

    Poema en español
    Lo steddazzu

    El hombre solo se levanta cuando el mar está todavía oscuro 
    y las estrellan vacilan. Una tibieza de aliento 
    sube desde la orilla, donde está el lecho del mar, 
    y suaviza la respiración. Esta es la hora en que nada 
    puede suceder. Hasta la pipa, entre los dientes, 
    cuelga apagada. Nocturno es el tranquilo chapoteo. 
    El hombre solo ya encendió un gran fuego de ramas 
    y lo mira enrojecer el terreno. También el mar, 
    dentro de poco, será como el fuego, llameante. 

    No hay cosa más amarga que el alba de un día 
    en que no pasará nada. No hay cosa más amarga 
    que la inutilidad. Cuelga cansada del cielo 
    una estrella verdosa, sorprendida por el alba. 
    Mira el mar todavía oscuro y la mancha de fuego 
    con la que el hombre, por hacer algo, se calienta; 
    mira, y cae de sueño entre las oscuras montañas, 
    donde hay un lecho de nieve. La lentitud de la hora 
    es despiadada para quien no espera ya nada. 

    ¿Vale la pena que el sol se levante del mar 
    y la larga jornada comience? Mañana 
    volverá el alba tibia con la luz diáfana 
    y será como ayer y nunca pasará nada. 
    El hombre querría solamente dormir. 
    Cuando la última estrella se apaga en el cielo, 
    lento el hombre prepara la pipa y la enciende. 

     
    * en calabrés: la gran estrella, el lucero (N. del T.)

    Cesare Pavese (1908-1950) nació en Santo Stefano Belbo, un pequeño pueblo del Piamonte. Además de traductor y editor, fue uno de los escritores más destacados de la historia de la literatura italiana. Su carácter introspectivo y solitario marcó toda su obra, muy ligada a los lugares donde creció y caracterizada por un delicado matiz intimista. A causa de su declarado antifascismo fue confinado durante tres años por el régimen de Mussolini en una pequeña población de Calabria, experiencia que lo marcó profundamente bajo el punto de vista humano y literario. Suyas son algunas de las obras más valiosas del siglo XX italiano. Entre ellas: El diablo en las colinas (1948), La luna y las fogatas (1950) o su magnífico diario publicado póstumamente, El oficio de vivir (1952). Se suicidó en Turín con 42 años.